Hoy vuelvo mis ojos hacia lo mas profundo de mi alma.

Con ansiedad y emoción avanzo, intentando penetrar en aquellos rincones que suelo visitar cada vez que el frío externo logra tocarme.

Rincones que he atravesado miles, millones de veces, pero que cambian y cambian, incansables, siempre dispuestos a sorprenderme y también a engañarme.

Mi alma vive en turbulencia.

Ansía, desea, anhela cosas inacabadas y eternas, que no tienen forma concreta, que son imposibles de describir, pero que guardan entre sus pliegues olores deliciosos que me obligan a nunca olvidarlas, a siempre desearlas.

Hoy, con la mirada hacia adentro, empiezo a calentarme, porque en medio de un pasaje tan incierto, mi corazón se abriga con el calor del fuego de mis mas honestos pensamientos, esos que en soledad se liberan de la presión externa, que sólo oyen los mas nobles sentimientos de una esencia universal que fue creada para romper con la mentira humana.

Sé que el recorrido es inmensamente largo y que el calor que en este instante siento se congelará de un momento a otro, para nuevamente sentir el frío ansioso de la duda y la confusión.

Pero nadie aseguró que el camino hacia la verdad sería grato.

Por el contrario, será -y es- una lucha permanente, que dejará cicatrices imborrables, pero que sin duda me augurará a cada paso los elementos necesarios para alcanzar la gran victoria. Debo ser valiente y pese a la duda, proseguir con el camino elegido.

Y ¿después?, quién sabe, lo veré cuando aquel "después" llegue, mientras tanto, debo seguir avanzando...