¿Tiene un hilo, Conductor?
Uno que pueda atar justo acá
para después dejarme llevar.


Las ciudades marrones sólo pueden recorrerse
(por la mañana)
a bordo de colectivos de madera
que suban y bajen escaleras
que conduzcan a las terrazas de museos;
que si no las tienen de nada sirven.

Escogí esa carne suponiéndola lo más parecido a
(resultó que no)
gusto de terruño/sentimentalismo estomacal
Al menos no me la dejaron tan picante,
pues eso sí no lo habría tolerado
en día de deseo de sabor rutina.

No me será posible derrumbar a ese cuarteto
(masculinos sus miembros)
muniéndome de una pelota inflable
que imite al globo terráqueo.
Y sin embargo estuve feliz
de escupirles el mundo en la cara.

¿Cómo hago para ser inesperada para mí misma?
(Tres mujeres bebiendo cerveza)
El harapiento se acerca a pedirles cigarrillos,
ellas incluyen sonrisas de yapa y les responde la gentileza:
“Toda la ternura/ que tu novio no te dio/ te la doy yo”.
Logro mi anhelada impresión grafo/¿lógica?

Se me ocurre que la culpa
(siempre/todos)
es un invento de los que no se atreven y
el consejo, uno de los podridos frutos de la humanidad.
Por eso necesitamos de los cierres de chaquetas y el beso de las grajeas
para enfrentar el levar ancla de la noche.

Todos aman los rayos del sol
(ante la oscuridad),
uno de ellos aún consigue quedarse ano/nadado
Estamos hechos de circunstancias y “patadas voladoras”.
La habitación está tan limpia que incita al suicidio.
La luna más dulce del siglo a través de la ventana del baño.

Pregunta por 15 puntos en el rubro Indigestión.
No sé adónde me llevan estas palabras.
Me condenan al triunfo de la diosa del hipo que crecía, pero con s:
Habré de defender a los árboles de los bosques,
mientras pueda gastar hojas de papel,
en lugar de ahorrarme palabras insulsas.

Abandonar el surrealismo, el dadá.
Volver a la rima de rosas hermosas.
Por supuesto que escribo para mí.
Soy mi más querida hipócrita
(mi espejo nunca fue como el de Alicia),
afortunadamente.