¿Nunca te hablé de mis canarios de cosquillas?
Mas abajo te los presentaré pero antes entremos un poco en la vida.


Cuando las emociones que son las encargadas de ponerle sabor a la vida de todos nosotros, son demasiado apagadas crean aburrimiento y distancia; cuando están fuera de control y son extremas y persistentes se vuelven patológicas.
Como siempre decimos lograr equilibrarlos es lo ideal, los extremos socavan nuestra estabilidad. Los momentos de decaimiento, así como el entusiasmo dan sabor a la vida, pero es necesario que guarden ese equilibrio.
El problema consiste en que no siempre podemos advertir cuando caemos en algunos de los extremos.
En el cálculo del corazón (la matemática del sentir), es la proporción de emociones lo que determina la noción de bienestar.
Si por ejemplo ahora en este instante yo escribo lo que tu lees, te transmito una sensación determinada de ese cálculo de emoción que te afectará durante un momento o quizá mas.
Ahora bien, si luego nos volvemos a ver o me lees nuevamente por la noche, ya la carga emotiva del día hará que nos interpretemos o que esto te llegue de una manera diferente.
Pasará así con una poesía, una canción, una palabra, un dialogo, una sonrisa, hasta un beso.
Fíjate cual es el tipo de beso o caricia que entregas por la mañana o por la noche, y como besas cuando la vorágine en que te envuelve el ritmo de vida, te deja un instante de encuentro durante el mediodía.
Obtendrás tipos de humor variados para momentos distintos.

Ahora bien, si hacemos una constante de los besos o caricias que entregaste durante seis meses, vos, yo y la mayor parte de nosotros, esos que caminamos por este mundo, estaremos en el gris término medio, con suaves sacudidas de "risas y lágrimas", de besos apasionados o de compromiso en esas, nuestras "montañas rusas" emotivas que nos deja la vida.
Aunque hoy no me entiendas, la mayor parte de lo que hacemos: reír, llorar, cantar, besar, acariciar a un hijo, discutir por algo injusto, tomar un café, ver una película.... son intentos por lograr equilibrar nuestro estado de animo.
Y quizá no me entiendas pues todo eso lo hacemos naturalmente, sin darnos cuenta; es la forma de defensa que posee nuestro cerebro para cuidarnos emocionalmente.
Cuando eso no sucede y este sistema se desequilibra, y si no lo advertimos a tiempo, se producen los problemas patológicos que requieren de atención profesional para volver a equilibrar nuestras emociones.

Pero no vinimos hasta aquí para leer un complejo libro de psiquiatría, sino para de alguna manera hacernos menos vulnerables a las perturbaciones emocionales, a cuidar una tristeza, una alegría, momentos de ira o de intensidad emotiva.
Y a este punto quiero llegar para que me entiendas y te cuides.
No es esa alegría, beso, emoción de momento lo que debes cuidar, esa risa pasajera o lágrima súbita, no es el beso del mediodía el que afecta, ese se olvida rápidamente.
Lo que debemos cuidar es el beso de la mañana y de la noche.
El estado que surge cuando estas emociones poseen gran intensidad y se prolongan mas allá de ese punto adecuado de equilibrio del que hablábamos arriba.
Estos, los besos de la noche y la mañana son los riesgos de los extremos, los que si en algún momento se alteran, pueden alterar el equilibrio emotivo.
A estos debemos prestar atención y una de las mejores formas de resolver el conflicto entre cuerpo y mente es no construirnos un mundo afectivo realizado sobre paredes de ladrillos demasiado pequeños o delgados.
La solución es construir nuestro sentimiento afectivo sobre universos reales de vida.
Un mundo donde hombre y mujer, madre e hijo, hermanos, amigos, sepan que pueden cuidarse, aceptarse, quererse y acariciarse al menos una gran parte de sus vidas.
Un mundo donde esa relación de afecto, cada mañana o noche ponga en funcionamiento nuestros "canarios de cosquillas".
Y aquí van ellos te los dejo para construir una parte del equilibrio del hermoso mundo afectivo.
Se los pasas a tu novia, a tu mujer, a tu hombre, a tu niño a todo aquel que encuentres sin equilibrio.

Son simpáticos y realmente todos los poseemos, se forman con solo dos dedos (el índice y el pulgar) o mas, pueden ocupar todos los dedos de una mano y si faltan puede ayudar la otra; según la necesidad de equilibrio afectivo que tu necesites.
Los canarios bajan y suben con sus patitas en forma de dedos, vuelan sobre los hombros, bajo los brazos, sobre el cuello, junto al ombligo en la parte de atrás de las rodillas, cuando estás acostado/a pueden invadirte la planta de los pies y lo curioso de ellos es que siempre o la mayoría de las veces atacan al mundo adulto.
¿Será porque los niños siempre sonríen?
Me faltaba explicarte una cosa mas, que la sonrisa es una de las mejores formas de equilibrar el sistema emotivo.


Ahora permite que te explique solo una cosa mas.
Decíamos arriba, al principio...

"Cuando las emociones que son las encargadas de ponerle sabor a la vida de todos nosotros, son demasiado apagadas crean aburrimiento y distancia; cuando están fuera de control y son extremas y persistentes se vuelven patológicas".

Para que esto no ocurra, que no sea la emoción patológica, nunca rechaces ser feliz
Dicen los que la conocen bien que la felicidad se nos acerca y cuando lo hace, nunca está vestida de la forma en que nosotros imaginamos encontrarla. Puede ser una mujer, un niño, una frase, un café, una mañana, un beso, una mirada, una sonrisa...
Posee la magia de saberse escondida en el cuarto de al lado, como el amigo.
La emoción al ver a la felicidad escondida, adquiere ese tan necesario estado de ánimo continuo, que no se rompe fácilmente, que provoca la mansedumbre, el bienestar tan propio del equilibrio.

Y para terminar quiero que recuerdes esto....

Nadie necesariamente, ni un padre, ni una madre, ni un amigo, ni tu pareja, ni tampoco tu hijo, estará fuera de tu mente jamás, solo por el hecho de estar fuera de tu vista.
Dentro de su corazón, siempre respiras.