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La Tormenta

¿Acaso ha vuelto? Pienso que así es. Cuando siento que no me escuchas, cuando noto que no me quieres a tu lado. Pues yo lo entiendo. Quizás hemos estado mucho tiempo juntos y ya te has cansado de mí. Necesitas a alguien más, y no lo puedes encontrar. Y yo sólo te necesito a ti, y tú conmigo ya no quieres estar.
Es cuando puede verte y tú no quieres, siempre que me olvidas mientras estoy frente a ti. Es ahí, es el momento en que debo partir.
Sé que debo partir, aunque mal me traiga, así tú serás feliz.

Mis ojos se despegan de tu cuerpo, y lentamente, quedo sin mi alimento, mientras tú te sonríes y te abrazas con alguien más. Siento cada sonrisa y cada uno de tus abrazos como mío, aunque sé que no me pertenecen, y que tampoco debo estar deseándolos. Es inevitable. Es cuando llega, que tú ya no me abrazas, y que hay instantes en los que me recuerdas y otros en los que fácilmente me olvidas. Yo ni por un solo minuto dejo de recordarte, y daría mi vida por un segundo más junto a ti.

Mi fantasía me lleva a lugares de desesperanza y pesar, cuando de pronto me doy cuenta que ha regresado esta soledad que tú misma habías hecho desaparecer. Mi mente pierde todo norte, y sólo me acompaña esta acostumbrada soledad. ¿Estaré olvidando algo? Por supuesto, también me acompaña la nostalgia, nostalgia por los buenos momentos que pasamos juntos, y que parecen no regresar jamás.

Ya todo pierde significado, excepto tú. Eres el objeto de mi más ferviente deseo, y la causa de mis mil sufrimientos. Como una hermosa rosa que presión presiono contra mi pecho y que su espina me atraviesa, como una daga de belleza, este corazón que flota de obsesión. No puedo hacer nada para detener esta pasión, pues le da a mi vida toda su trascendencia. ¿Y tú e olvidas de mí como la luna de olvida del día? Qué miel más exquisita eres para ésta abeja solitaria.
Has sido bendecida por el fulgor y la energía del sol, así como por el misterio y encanto de la luna.
En ti se encuentra todo lo más sublime y perfecto de la naturaleza.

Déjame conocer el motivo de ésta lejanía, para encontrar cierto alivio en tu voz y en tus palabras. Déjame saber lo mas íntimo de tu ser, para así perecer tranquilo y alegre, sabiendo que te he conocido.
Mi sangre sigue corriendo por mis venas, pues sé que la tormenta ya pasará y nuevamente me recordarás. Y que una alegría y una en tu rostro podré dibujar. Pues será otro el arquitecto y obrero de tu felicidad con quien tu amor podrá trascender más allá de la realidad. Quiero que seas feliz, pues así también lo seré yo, y podré redimirme a mí mismo.

Nunca dejo de envidiarlo, porque te tiene a ti, te tiene, ojala, por siempre a tu lado.
Y a veces pienso también que gozar verme atormentado, porque ti aquí en abismo y tú en el cielo, sonríes siempre, yo desespero, cada vez que te veo, que observo tu alegría con otro caballero, aquél que te llevará a un lugar tan pleno. Donde serás eterna en su sagrada compañía pues yo me prometí que por ti me sacrificaría, olvidándolo todo excepto tu alegría.

***

¿Tienes razón al decirme que es absurdo mi dolor? ¿Vale la pena seguir así?
Por ti, por supuesto, y por ninguna otra. Sólo puedo responderte que tengo miedo que el tiempo junto a ti se me esté terminando, cuando cada uno tome su propio camino, tu siempre, espero, acompañada y yo, solitario como de costumbre.

Es eso lo que me da miedo. Despertar una mañana y pensar que ése día no te podré ver, como lo hacía antes, y que tampoco podré estar contigo mañana, y quién sabe cuando podré respirar junto a ti nuevamente.
Será en se momento que volverá la macabra tormenta, la absoluta soledad, que volverá a azotarme con sus olas como si fuera un roquería de debilidad. Es el agua quien siempre destruye la piedra, lentamente, año tras año, hasta que la piedra ceda y se destruya. Eso espero para mí.
Día tras día pensaré que no estás aquí, y como un martillo golpeando mi alma, la muerte será forjada.
O quizás la locura…
¿Qué es mejor para mí, la muerte o la locura? Eso no lo decido yo. Otra vez tenías razón, el destino es nuestro titiritero. Solamente hacemos lo que esta previsto, no es posible escapar a ello.
Me siento triste porque no estás conmigo.
Me siento culpable por tus desgracias.
Me siento furioso por mi condición.
¿Qué he hecho para merecer esto? ¿Acaso no puedo ser insensible por un momento y poder comenzar de nuevo?
No me puedo dar el lujo de olvidarte. Aunque de todas formas tampoco lo haría. Porque simplemente te necesito, incluso tu mero recuerdo.
A lo mejor me enloquezca acordarme de ti, pero al menos siento algo al hacerlo. Las demás cosas perdieron todo sentido. Soy insensible a ellas, e incluso hasta conmigo mismo. Pero contigo no puedo permitírmelo.
No tengo otro motivo porque para mí es lo correcto, es lo que debo hacer. Flagelarme a mí mismo con tu recuerdo para poder sentir dolor, y hasta algunas veces alegría.
Sin tu recuerdo sería un objeto, insensible porque no tendría para sentir de verdad. Pues tú lo has hecho. Pero ya se termina el tiempo, para nosotros y para mí. Tal vez no te guste, pero como yo, debes aceptarlo, y despedirte, concentrarte en el presente, ojala en el futuro, algo que yo pocas veces pude hacer. Eres mi droga, y como todas ellas, a fin de cuentas matan.

***

Qué bien se siente volver a escribir, mi felicidad es absoluta ^^. “no existen esperanzas, sólo probabilidades, tampoco un pasado ni un futuro, sólo un presente constante” Adanir…

Texto agregado el 08-08-2005, y leído por 227 visitantes. (0 votos)


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