Intranquila estaba ella por su llegada. Él llegaba un Sábado, sólo faltaba una semana, y no entendía que pasaba, de pronto todo cambió en su actitud y lo único que respondió él, fue que estaba confundido, pero su confusión sólo duro unos días y fue aclarada. Un jueves él le dijo que ya no sentía nada, y que con amistad se llenaba.
Por ahí una vez ella leyo... "prefería mil veces que me dijera "no quiero nada contigo" a que me diga "siento cosas contigo, pero son cosas de amigos"..."
Al recordar esas palabras ella sintió lo mismo que esa persona alguna vez escribió, esto le dolio más que cualquier otra persona, puesto que el mismo que las escribió, se las dijo, sin pensar que ella podría sentir lo mismo.
A momentos no quería saber nada de él, pero para ella era inevitable preocuparse o pensar qué estaba haciendo, y eso, le hacía recordar el amor que le tenía.
Y por fin, ¡lo vío!, nada fue como ella esperaba, pero, ¡lo vío!, era lo único que le importaba.
Pensó que al verse, alomejor él podría cambiar de opinión, pero ¡no! , él seguía amando a un viejo amor.