Hoy es lunes, me costó levantarme en la mañana, no es que no haya dormido bien, sino que tal vez dormí mucho. Ayer domingo salí a buscar a los niños, me gusta mirarlos correr con esa cara de felicidad, papáaaaa, ella con su media sonrisa, me hace señas, recuerda de traerlos a las nueve, me dice, no antes que no estaré.
Los llevé a la placita, aquella que tiene tantos juegos y ellos se divierten, hacen amigos, y los papás de domingo se miran con cara de aburridos y yo, pues... a veces aparece esa mamita, una morenita que, yo le haría, le ... bueno, que importa ya a estas alturas. Luego los llevé a comer papas fritas y hamburguesas, a ellos les encanta esa comida y total que mal les va hacer cada tanto comer comida chatarra, nada, sólo que ella no lo entiende así y me regaña. Los dejé súper cansados en manos de su madre, a la hora señalada y me devolví a mi departamento muerto, literalmente, realmente no sé cómo se las arregla ella .
Me di ánimos, salté de la cama, y al trabajo. Que mañana, no le di una, al fin las 13 horas, hora de colación, quiero estar solo, al menos un rato, me dirijo a buscar algún restaurant, todos llenos, diablos me quedaré sin comer, obligado a volver al mismo de siempre. Oye, no tendrás una mesita por ahí, no señor, pero, le preguntaré a esa señorita que está sola, déjemelo a mí.
Accedió, perfecto, buenas tardes, gracias, sino fuera por ti hoy no almuerzo. Ella sólo sonrió. Comíamos callados, de tanto en tanto una sonrisa de cortesía. No estaba nada mal, pero estaba más preocupado de la hora que en mujeres.
No me di cuenta en que momento, sólo que de repente vi a ese tipo parado a mi lado, con los ojos desorbitados, gritando, completamente ofuscado, pensaste que te reirías de mi toda la vida... ella es mía, solo mía. No sé como ni de donde sacó el arma, no supe, no pude, un gran dolor en el pecho y eso fue todo.
Heme aquí, mirando la escena, ahí estoy tirado en el piso, tapado con un mantel, en el restaurant de siempre, Cata, no me lo creería jamás, no conocía a esa mujer.
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