La Vieja Máquina


Cose que cose está una pobre anciana con la esperanza de recibir una buena paga.
Tres realitos le pagan por cada vestido. Poquitico dinero obtiene por consumir sus pulmones a golpe de máquina.
Pedalea que pedalea está la vieja. El sonido metálico de la máquina se escucha fuertemente por doquier.
__Doña Tecla, no trabaje mucho___ le grita el vecino de al lado.
__No se preocupe, Don Luigi, yo todavía estoy fuerte y mi buen dinerito he de ganar__ contesta la viejita.
Trabaja que trabaja está Doña Tecla. La pereza no visita la diminuta salita de costura donde ella y su máquina trabajan.
__¡Dios Santo, la máquina se ha detenido!__ exclama la vieja con tristeza.
De un lado a otro camina en busca de la solución. Tiene que terminar las costuras como sea o no le pagan.
__¡Aceite es lo que necesitas! afirma la anciana.
Consigue el aceite y se lo pone a la máquina. Vuelve a pedalear con todas sus fuerzas. La máquina comienza a funcionar, pero al rato vuelve a detenerse para su desventura.
Enojada la vieja le da una mirada a la desgastada máquina modelo 1940, que hace muchos años le había regalado su compadre Nemesio, que Dios lo tenga en la gloria. Veinte dólares había pagado el finado por la máquina y ésta nunca se había dañado. Ahora el óxido consumía sus piezas y su rueda no giraba más.
__¡Máquina de porquería, te venderé al turco si no comienzas a andar!__ grita la encorvada mujer dándole una patada.
Maldiciendo una y otra vez sigue la viejita; la desesperación se dibuja en su rostro. Tiene que terminar los vestiditos hoy o se quedará sin dinerito.
Allá en la esquina la vieja máquina con estremecedores sonidos le contesta a la doña__¡Vete al carajo vieja de porquería¡