Mientras ella miraba con admiración
cada prenda en aquella habitación,
doce niños partían a la guerra,
armados hasta los pies.
Cada tela, de un distinto color
la asombraba mucho más que la anterior.
Y mientras ella las góndolas recorría,
uno a uno esos niños caían,
bajo un cielo ciego,
cubierto de humo venenoso.
Entre agudos gritos y llantos
loscuerpos se amontonaban;
cuerpos anónimos ya sin alma,
que se perdían en la oscuridad.
Y mientras tanto,
en algún lugar lejano
se siguen cargando camiones
con asqueroso oro negro...
El mismo con el que nos perfumamos,
el mismo con el que nos bañamos.
Y en alguna parte,
en alguna ciudad enloquecida,
un joven de cabello rubio
disfruta en este mismo instante,
la adrenalina de la velocidad
en su auto último modelo.
Lo que él nunca sabrá
es que cada litro de nafta
era un litro de sangre ajena...
Derramada en alguna tierra lejana,
donde se desconoce la etiqueta que el viste.
Mientras las atrocidades ocurren
en lugares desconocidos,
¿Se puede huír del Horror?
¿Debemos huír del Horror?