Tengo que contarles una historia que, creo, les interesará. Supongo que la mayoria de ustedes habrán visitado alguna vez un chat de conversación, en donde, personas, de distintos lugares, que normalmente no se conocen de nada, "hablan", mediante sus monitores y teclados, y entablan amistad, llegando, incluso, en los casos más extremos a surgir el, siempre imprevisible, amor.
Pues bien, yo jamás he entrado en ninguno de estos chats, por que me producen verdadero pavor; pero si son inofensivos, diran ustedes, estas solo en tú casa, delante de tú ordenador, y nadie puéde hacerte nada, argumentaran, a lo que yo les responderé: ¿Están seguros?, ¿Están realmente seguros?
La historia que he de contarles no me sucedió a mí, sí no, estaría muerto, como lo está Robert, mi mejor amigo, el protagonista de estos hechos.
Todo ocurrió hace ya dos añós, Robert tenia 21 e iba a la universidad; estaba haciendo una ingenieria técnica en informática de sistemas y fue allí, despues de una de las clases que se realizaban en el aula de informatica, donde provó por primera vez Internet.
Roberto era por norma general muy timido e introvertdo (excepto con sus amigos), y, naturalmente, los chats de conversación le entusiasmaron. Descubrió que allí podía ser lo que quisiera, ser como quisiera, sin tener que preocuparse por nada, ya que nadie le conocía, nadie le podía ver. Allí podia ser un dios o ser un demonio, convertirse en un reluciente caballero, o ser el peor chulo callejero, ser abrasador como un sol naciente o frio como el hielo... En ese utópico mundo los únicos límites son los que te impone tu propia imaginación, y Robert siempre decia que su imaginación no tenía limites...
Así que, gracias a su imaginación, muy pronto encajó en ese mundo y comenzó a hacer amigos y, lo que a él le interesaba más, amigas. Recuerdo que un día, creo que era el mes de diciembre, vino a verme, muy excitado, contando miles de historias de Internet, lo fantastica, lo maravillosa que era; me contó que había estado metiendose con un chaval de 23 años, de buenos aires, que no paraba de insultar a los españoles. Naturalmente, Robert había vencido, y, al final, Roson, que era como se llamaba el chico de Buenos Aires, había abandonado la "habitación".
"Después –me dijo Robert, con un una sonrisa de oreja a oreja que le iluminaba la cara- he estado hablando con una chica, se llama Liss, y es de Valencia. Me ha felicitado por haber hechado al pesado de Roson, nos hemos estado conociendo, y..."
Recuerdo que dejó estas palabras flotando en el aire, mientras me miraba y su sonrisa se ensanchaba aun más, yo sonreí a mi vez y le pregunté:
"Qué, ya te la has ligado capullin"
No me respondió, pero su sonrisa fue suficiente...
Ese mismo día me dijo que había decidido comprarse un modem y un acceso telefonico para su casa. Lo único que se me ocurrió decirle fue que vigilara su bolsillo, aunque, si hubiera sabido los terrorificos hechos que aun estaban por ocurrir, habría tratado de impedirselo de cualquier manera...
Pero Robert se marchó de mi casa y yo, sumido en la benévola ignorancía, no le dije nada. A partir de ese día cada vez lo fui viendo menos, ya que la mayor parte del tiempo estaba encerrado en su casa, conectado a internet, viviendo en un mundo creado a partir de su imaginación, hablando y enamorándose de personas a las que, seguramente, no podría ver en la vida. Por que naturalmente, se estaba enamorando, o al menos, eso es lo que él decia. Creo que seria más correcto decir que estaba conociendo por primera vez al amor, y se estaba enamorando de él; el amor se estaba abriendo lentamente en su corazón, como una dulce y fresca flor, dejendole sentir su embriagador aroma, y él estaba completamente encandilado.
Cierta noche, casi un mes después de aquella tarde en que me dijera que pensaba comprarse un modem, vino a mi casa y estubo casi dos horas contandome cosas de la gente que había conocido por internet.
Me dijo que estaba completamente enamorado de Liss, la chica valenciana, que en realidad se llamaba Laura y media un metro sesenta y cinco, era morena y, según decía ella, voluptuosa. También era una romantica soñadora como él y tenían muchas cosas en común; razón por la cual, me dijo Robert, se pasaban toda la noche en vela, hablando él uno con el otro.
Laura tenía un novio, pero lo había dejado una semana después de conocer a Kyro (Nombre de Robert en el chat), por que,según parece, tenían muchos problemas y no se llevaban nada bien. Robert, que duda cabe, estaba estusiasmado con Liss, su nuevo amor, pero yo, que tenía más experiencia en los asuntos del corazón, le dije que no se precipitase, que se lo tomase con calma y que se pensara muy bien las cosas antes de hacerlas, o escribirlas...
Como todos aquellos que están (o que creen estar) enamorados, no escuchó mis palabras, me contestó con un: "Sí, tranquilo, ya me conoces...", que solo sirvió para intranquilizarme más. Pero que podía hacer, que podía decirle para que me escuchara. En ese momento me dije que solo lo aprendería cuando lo viviese en sus propias carnes, y le dejé hacer. Ojalá hubiera tratado der convencerlo...
Pasaron dos semanas hasta que volvió a aparecer por mi casa y mis propios problemas me habían hecho olvidarme de él, así que, cuando mi madre me dijo que Robert había llamado a la puerta, me alegré y le hice pasar rapidamente.
Nuevamente, un aluvión de historias inverosimiles e hilarantes llegaron con él, mas, a mí, lo que verdaderamente me interesaba era lo que había ocurrido con Liss, así que, entre historia e historia, colé, como pude, la pregunta.
"Oh, -contestó Robert, un tanto decepcionado- la verdad es que no lo sé, ya hace tiempo que no hablo con ella, no se conecta... Es que un día me encontro hablando Mar, otra chica, y se enfadó muchisimo, me dijo que no era más que un mentiroso y un falso, que todo lo que le había dicho, todo lo que le había contado, era mentira... Pero yo solo estaba hablando con Mar, estabamos charlando tranquilamente de libros y Liss se puso como una loca. Bueno, no he vuelto a hablar con ella, pero es igual, por que ahora hablo siempre con Mar, ¿sabes? Es de Barcelona como yo, tiene 20 años y es morena, de momento la estoy conociendo, pero he pensado en quedar con ella algún día, no sé..."
Tras decir estas palabras una soñadora mirada se dibujó en sus ojos, y se quedó ensimismado, mirando al techo. Yo me sentía feliz, por que quería mucho a Robert y me alegraba verlo esperanzado. Si tan solo hubiera imaginado lo que iba a ocurrir...
Pero, por segunda vez, se fue de mi casa y yo no le dije nada. No sospechaba nada...
A los tres dias volvió a verme.
Cuando me avisó mi madre me quedé muy sorprendido, pués yo no esperaba volver a hablar con él hasta dentro de una semana como mínimo. Entró en mi habitación con paso cansado, arrastrando los pies, estaba pálido, ojeroso, los cabellos, lacios y sudorosos, le caian, desordenados, por la frente. A mí me estaba costando mucho aceptar que este fuera el mismo Roberto que me había venido a ver tan solo tres dias antes, cuando habló:
-Hola Chak – me dijo (él siempre me llamaba chak) y su voz sonó vieja y cascada.
Lo agarré por el brazo y, frenético, aterrado, le pregunte: "Joder, mierda Robert tio, que coño té pasa".
"He vuelto a ver a Liss" fue su única contestación, y cayó, incosciente, dormido, en mi regazo.
Lo acosté en mi cama y esperé hasta que se levantara, mientras, las preguntas sin respuesta rebotaban contra las, desesperadas, aterradas, paredes de mi cráneo.
Estubo cinco horas tumbado en la cama, descansando de los muchos horrores que, seguramente, había vivido en los ultimos días, mas, al cabo, cuando yo ya creía que iba a sufrir un ataque debido al creciente estado de nervios, ansiedad, dolor y frustración, que, a cada instante, se enseñoreaban, con mayor fuerza, de mi alma, con un leve movimiento de cabeza y un murmullo, sus parpados se abrieron.
Rapidamente llegué hacía donde él estaba y, presa de la angustía, le agarré con fuerza los hombros y comencé a hacerle preguntas... Preguntas que pasaron completamente desapercividas a la, diluida, consciencia de Roberto, que aun estada medio dormido...
Me dije que lo mejor que podia hacer era tranquilizarme, y, por dios que traté de hacerlo, pero, no fue hasta que Robert, mi querido y desaparecido Robert, me dijo, con una voz clara y limpida, libre de todo atisbo de sueño o de miedo, que me calmara, que no logré hacerlo.
Cuando al fin me hube calmado Robert comenzó a explicarme, entre susurros, lanzando miradas furtivas a su alrededor, como si temiera algo, toda la historia...
"Ayer – me dijo- mientras estaba en el chat, volví a ver a Liss... Al principio me alegré, pués hacía tiempo que no la veía, comencé a hacerle preguntas, como que había hecho todo este tiempo, por que no se había conectado, pero ella no contestó a ninguna, simplemente apretó el enter, sin escribir nada, con lo que su nombre se repitió, tetricamente, en mi pantalla, intercalado con mis propias preguntas.
>>Liss...
>>Liss...
>>Liss...
>>Estaba desconcertado, por lo que le pregunté si aun estaba enfadada por lo que había pasado hacía ya casi dos meses... Nuevamente su única respuesta fue su nombre. Liss. Entretanto, las demas personas seguían hablando, ajenas a nosotros, y, Mar, en esos momentos me preguntaba algo...
>>No sé lo que fue, por que no lo pude leer, estaba prendado con el nombre de Liss, no dejaba de mirarlo, ya que me parecia como si saliera de la pantalla, como si intentara llegar hasta mí y cogerme, acariciarme, ahogarme...
>>Un mensaje privado se abrió, en ese momentó, ante mis ojos... Estos mensajes sólo los pueden ver, la persona que lo escribe y la persona que lo recibe (te lo explico por que sé que nunca has estado en un chat, Chaki), es, casi, como si estuvieras hablando al oido de la otra persona, susurrándole tus más intimos pensamientos..."
Yo asentí, completamente embobado con la explicación de Robert, deseoso de que continuara y revelara así los misterios que atormentaban mi cansada mente.
Robert, agarrando mi brazo y acercandose más a mí, continuó la explicación:
" Pues bien, el susurro que llegó hasta mis oidos en esa ocasión, tuvo la virtud de dejarme completamente helado, paralizado, mientras una gota de sudor frío resbalaba por mi frente. El mensaje era, como supondras, de Liss, y decía lo siguiente:
>>-Por que lo hiciste, yo té queria
>>No sabía que contestarle, como te he dicho, me quede helado, petrificado, una angustía inmensa, que no entendía, invadió todo mi ser.
>>Al fín, al cabo de unos segundos que se me hicieron eternos, logre responder:
>>- No te puedes enamorar de alguien que no conoces... -dije quitándole peso a sus palabras, y me sentí un poco mejor, por que es cierto, no te puedes enamorar de alguien que no conoces...
>>Yo te queria y tu me engañaste, yo te conocia pero todo era mentira...
>>Llegó, veloz como la luz, su respuesta, que, nuevamente, me dejó desarmado y desvalido, sin saber que contestar.
>>-Pero nada era mentira... Contesté, sin saber que decir
>>-Yo te queria... Dijo ella, y lo volvió a repetir, y otra vez y otra y otra, hasta que creí que todo el mundo eran esas palabras, que no existian nada más que ellas, que ellas lo eran todo...
>>- Yo te quería...
>>-Yo te quería...
>>-Yo te quería...
>>Triste y doliente letánia, que me partía el corazón y me desgarraba el alma, pues no había nada que pudiera hacer para acallarla...
>>-Ya es tarde, muy tarde, ¿dónde has estado todo este tiempo? -pregunté
>>Su respuesta tardó unos segundos en llegar, pero cuando lo hizó todo pareció paralizarse, quedarse quieto, en silencio, un frío intenso, intensisimo, ya que de mi boca surgíeron vaharadas de vaho y comencé a temblar, se adueñó de la habitación, al mismo tiempo miles de gotas de sudor, tan frias como la estancia, perlaron mi frente, y sentí que me mareaba, ya que esta fue su respuesta:
>>-Muerta
>>Una sola palabra que destrozó, de un plumazo, todo mí ser...
>>-Esp no ess posiblr
>>Escribí, ajeno al frío, ajeno al terror, que me convulsionaba y hacía que me agitase, presa de horribles escalofríos y temblores, que me impedian escribir correctamente
>>-Liss
>>Nuevamente, su nombre fue su unica respuesta, incrementando, si cabe, el horror que habia hecho presa en mí, por que estaba solo en mi habitación, solo, con el zumbido de ordenador, que parecia acusarme, culparme, solo, sin nadie que pudiera ayudarme, solo...
>>-Eso no es posible
>>Repetí, esta vez con cuidado de no hacer faltas ortográficas, para que no viera el temblor que se había apoderado de mis manos y de todo mi ser.
>>-Nunca conoceras a Mar, no te dejaré, moriras por mí, como yo he muerto por ti...
>>Nooooooooooooooooo – grité, desesperado, a la negra habitación, que parecia rodearme, abrazarme, aplastarme, y, en ese momento, la corriente electrica se fue durante un segundo, el ordenador se apagó y la conexión se perdió.
>>Escuché un ruido en la habitación de mi madre y como se levantaba, seguramente, alertada por el desgarrador grito que había quemado y lacerado mi garganta, a la vez, senti, que no estaba solo en la habitación, que había una presencía, terrible y poderosa, que me amaba y que me odiaba, y que extraía su fuerza de ese odio y ese amor.
>>Creo que por primera vez en mi vida deseé que mi madre corriera, que se diese prisa por venir a mi encuentro, pués estaba solo, desamparado y desvalido, acurrucado contra la pared, y cubriendo con mis brazos la demencial mueca de horror que se dibujaba en mi cara.
>>Supongo que parte de esa angustía y ese apremio debieron transmitirse de alguna forma a ella, pues enseguida llegó hasta la habitación y, encendiendo la luz, exortizó las sombras que clamaban venganza sobre mi corazón.
>>-¿Que ha pasado Roberto?, ¿pór que has gritado?- Dijo, mientras el miedo se perfilaba en su mirada, y, alargando los brazos, corria en mi dirección.
>>-Nada –Contesté, entre susurros-, nada, creo que ha sido un cortocircuito o algo así, por que el bicho me ha pegado una descarga...
>>-Robert, me has dado un susto de muerte, ¿te encuentras bien?
>>-Sí, sí... Oye, voy a ir un rato a casa de Chaki, ¿vale?, tengo que hablar con él de unas cosas...
>>-No, estas no son horas de molestar a nadie, quedaté aquí y duermete un rato, ya verás como mañana te encuentras mejor...
>>-Mama, no lo entiendes... –Dije, rogué, desesperado, intentando hacerme comprender, intentando que entendiera...
>>-No, acuestate...
>>-Esta bien -contesté, temeroso de quedarme solo, pero sabiendo que en cuanto se fuera a su habitración me escaparía.
>>Y así lo hice, y vine a verte a ti...
>>Por que quiero pedirte una cosa... Chaki, querido amigo, ¿Querrás acompañarme esta noche a mi casa, para conectarnos al chat?
Yo estaba aun pensando en la terrible historia que Robert me había contado, y la pregunta me pasó desapercibida, hasta que la volvió a repetir.
Entonces le dije que sí, que lo acompañaria, aunque me pareciera una locura, por que, que más podía hacer, era mi mejor amigo...
A la doce y veinte de la noche, silenciosos y cabizbajos, nos dirigimos hacía su casa. Supongo que cada uno iba dando forma a sus peores miedos, dejándolos que entraran en su corazón e instalaran allí su reinado de locura... Al menos a mí me pasaba, y seguro que los miedos de Robert eran mil veces más demenciales que los mios.
A la doce treinta y uno o así llegamos a su portal, aun sin pronunciar palabra; Robert sacó las llaves, que tintinearon en la silenciosa noche, y abrió la negra puerta, cargada de funestos presagios.
Nos introducimos furtivamente, sin hacer ruido, temerosos, subimos las escaleras y entramos en su casa.
Un gélido ambiente no esperaba en su habitación, para darnos la bienvenida, yo entré, presa de un escalofrío y Robert encendió el ordenador.
-Tengo miedo –Fueron las primeras palabras que pronunció en toda la noche.
-Yo también. –contesté, encendí la luz y me senté a su lado- Así esta mejor...
-Sí –dijo el quedamente.
-Sí. -contesté yo.
El ordenador terminó de arrancar y nos metimos en internet. Cuando Robert abrió la página del chat le temblaban las manos, introdujo su nombre, mal, lo borró y lo volvió ha hacer, Kyro, ahora. Presionó el enter y el progama comenzó a ejecutarse. Estabamos aterrados, los dos, aunque, una leve, levisima esperanza, aun anidaba en nuestros corazones.
Esta esperanza fue exterminada, irremisiblemente, cuando entramos en la habitación y lo primero que vimos, como si nos golpeara, fue el nombre de Liss, en letras negras, muy negras, demasiado negras, que parecía surgir de la pantalla, casi como si nos quisiera tocar...
-Está aquí –Dijo Robert, y yo asentí
Enseguida un privado se abrió ante nosotros
-No estas solo, ¿tienes miedo?
-¿Por que me haces esto? - escribió, desesperado, Robert.
-Por que te quiero...
Cogí el teclado, Robert estaba paralizado, con los ojos desmesuradamente abiertos y las pupilas tan pequeñas que casi no se veían. De su boca, desencajada por el terror, surgía un monóto "no", que se repetía y se repetía, como un desesperado salmo, hasta el infinito.
-Muérete –Escribí, inundado por el odio, inundado por la rabía, la impotencía y la frustración, que habían regresado, dandome unas energías de las que creía que carecía.
-Ya estoy muerta, por su desgracíado amor me quité la vida, y por mi amor maldito él vivirá para siempre
Cuando llegó el privado, la bombilla, que era la única iluminación de la habitación, aparte del odioso parpadeo del monitor, estalló, con un ruido sordo, en mil pedazos.
El motinor, que esparcía su luz iluminando pobremente la estancía, comenzó a fluctuar, un diminuto agujero se abrió justo en el centro de la pantalla, como si esta estuviera hecha de agua y fuera atravesada por un objeto invisible; entonces la superficie, de cristal, comenzó a girar alrededor del agujero, ensanchandolo, creando diminutas olas de cristal liquido que fluctuaban y proyectaban danzarinas sombras sobre los objetos de la habitación, cada vez con mayor velocidad, cada vez más rapido, hasta que nos vimos envueltos en un espantoso remolino de sombras y de terror, que hacía girar todos los objetos de la estancía a una velocidad de vértigo, sin producir ningún sonido.
Yo veía como Robert, irremisiblemente, era atraido hacía el monitor, que ahora se abría, ávido, con el cristal liquido fluctuando en los bordes y una negrura infinita acechando en su interior, ante él.
Y, sin poder hacer nada, excepto gritar y gritar, y girar y girar, como toda la estancía, ví como el demencial, el aberrante monitor, se tragaba a Robert.
Cuando todo lo que era Robert desapareció dentro del maldito aparato todo volvió a la normalidad. La estancia se detuvo y el monitor volvió a ser un monitor, como si nada hubiera pasado, como sí mi amigo aun estubiera conmigo.
Enrabiado, mirando al monitor, golpeé con mi puño el teclado y grité a la negra habitación "¿Por qué?", péro mi voz se quebró, y las lagrimas inundaron mis ojos. En ese instante ví como el nombre de Liss desaparecía de la habitación, no la abandonó, si no que desapareció. También ví otra cosa...
Lo último que ví fue lo más terrible, lo más horroroso de todo. Eso es lo que me hace tener pesadillas por las noches y me impide, implacablemente, conectarme a una chat, por que Kyro, sin que nadie escribiera nada en el teclado, dijo:
-NO.
Y lo repitó:
-NO.
Yo salí corriendo de la habitación y de la casa, mientras las lágrimas y el dolor me consumian y me decía a mí mismo, me repetía una y otra vez, que Robert estaba muerto, que lo mejor era que estuviera muerto.
Ahora ya saben por qué nunca me conecto a un chat...
Podría encontrarme a Kyro...
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