Más allá de mi entendimiento se encontraban las palabras exactas que excluyeron los intolerables cuentos de valor y dolor, matizados en el frío cortante e intrigante de los días lentos y arruinados de una época en la cual naufragaron en la selva negra, los aromas del egoísmo y la depresión inundada por el dolor mas profundo sentido alguna vez por la luna y el sol; allí, mientras escuchaba sonidos increíbles entonados por los dioses que crearon la vida natural de mi visión y sobre la sombra de un viejo y sabio árbol que acariciaba hermosas semillas bañadas con lágrimas de ángel, que nacen con una gran pena en su alma y con un poder que sobrepasa la realidad y la irrealidad de los sueños sorprendidos; en el bosque despierto que respira la oscura esencia de la creación, pude salvar el corazón marchito de una nube que pasaba sus últimos segundos en las redes confusas de la extinción; fue, como, por primera vez alcancé a imaginar en medio de los árboles ahogados por mi presencia la verdadera existencia de un celestial inventor, de una fuerza extraña, que lograba llenar de paz todo a mi alrededor, fue así, como por primera vez me sentí vivo, fue así como pude entender bajo una confusión de sonidos de cambio, como llegaría a disfrutar los instantes de la vida que me quedaba.