Desde hace solo unos días leyendo el portal de Aire ( cuentista de aquí), dado que como modelo nos presenta mas fotos orientadas al gusto del consumidor y no fueron tomadas en acciones cotidianas de la vida diaria, no tenemos mucho de donde asirnos para biografiar a Aire por medio de un retrato, pero al fin tenemos una objeto el cual tomar para tratar de imaginárnosla en retrato de su vida, y me refiero a su afición por los caballos. Nos es necesario tratar de descubrir entre solo, que son los elementos con que contamos, la palabra ‘equino’ y la sensibilidad de ella, una de las facetas de su Alma. Desde que lo descubrí y lo asocie a una de sus fotos que aparecía con estos animalitos, y en plano de chiste le pedí a ella, al referirme a una de sus foto junto a una yegua ( en la foto no se distingue el sexo), “que tuviera cuidado con la flor de su cabellera pues la boca de este animalito estaba muy cerca” y grácil mente me contesto pero un tanto seria “mejor si le damos pastura”.
Pero regresemos al punto que nos guía en este escrito: los caballos y la relación simbiótica entre los dos: aire y su secuaces. Primeramente me desnudo ante ustedes y como buen espécimen del instinto animal, no puedo ocultar las evocadas imágenes de sensuales piernas desnudas, largas y blancas, aterciopeladas sobre el roce del pelaje, tibio y suave, de estos galopantes cuadrúpedos. Y vienen a mi los sucesos del siglo X ( año 1057 DJ. ) en que una muchacha por primera vez desafió a la sociedad y desfilo desnuda montada sobre un potro blanco en protesta por los altos impuestos, y solo con su atuendo de capa ( muy sensual por cierto ) , desfilo por las calles estrechas de una Inglaterra ( Reino Unido, ciudad de Coventry ) dominada por la censura y la rebelión de principios católicos dominantes de por aquella época. Me refiero a Lady Godiva (Godgyfu, en su escritura original), que solo con este echo ya se guardaba un lugar dentro de la Historia. Pero en fin, volviendo a nuestra época actual, …quien no podrá negar la belleza que tendría, si la imaginamos, a nuestra susodicha cabalgando un apio corcel de sangre pura, ágil por las llanuras en contra de los vientos, guiando la aguzada cabeza y crines en veletas, expandiéndose por la gramilla verdeada sobre todas las laderas de la tierra. Realmente, mostraría un espectáculo que por principio seria estampado de erótico, pero seria un espectáculo como para simbolizar el género humano sobre un mundo que da vueltas y siempre tendera a la belleza de Natura. Ah ¡ sudor y salud por el cabalgar airado, y deslizar sobre el fiero trote de cascos tumbando sobre las montañas la imaginación del espíritu libre…Imagínese: fuerza en elegancia esbelta, y con su linaje de pelaje negro y suelto, y cara de frente, abriéndose paso a través de la sabana y el tiempo.
Así como esta estampa sobre las planas pradera galopando a tropel, emerge del mundo inconsciente imágenes altamente nutritivas: caballo blanco en playa del mar, corcel negro nadando entre aguas claras-verdeadas, transparentes y azuladas mientras su jinete sentada en justa posición moja hasta rodilla en salinas y frescas burbujas, elegantes en espuma, emergiendo entre tierra y altiplano, extendiéndose en un mar inmerso en pasión.
Aunque estén, estas imágenes altamente sugestivas, quiero imaginarme a una chiquillada como hay muchas en todo el mundo pero no cualquiera tiene el porte para hacerlo: bella, agradable, esbelta en sentimientos o como a gusto de nuestro lector poner en la montura a nuestra equina de este portón, traduzcamos esta nueva pintura ecuestre y paradisíaca, y describámosla como mejor podamos:
“Postrada en profundo sueño debajo de una palmera, con vestimenta que resuelve su piel bronceada y le pone de manifiesto una que otra maravilla, descansando en suave armonía y, al lado como compañía: libre, relajado, de piel cepillada, brilloso, magnánimo, de un bello ejemplar al lado de ella. El (personifiquemos al caballo), entrelazase íntimamente con el ensoñar resuelto de nuestra ninfa surgente como jazmín otoñal, como flor serena en beatitud profunda, como canción evocada: ‘sueño de una noche de verano ( de un Mendelssohn ) y sobrecogedora imagen evolutiva del follaje de nuestro hondo sentir. Y como epilogo: canción sonando en un fondo de olas, entre Sarah Brightman y el tenor Jose Carrera ( Español ) cantando: Friends for life…”
Regresemos a nuestra relación simbiótica: La maravilla de crear una relación particular con este espécimen corpulento esta la sinapsis entre la masa corpórea y nuestras terminaciones nerviosas; nos resuelve una infinita gama de relaciones ricas entre si.
Y sin mas, puede demostrarse lo dicho, por la experiencia de colocar suavemente nuestro oído al costado, lado opuesto del corazón de este animal, acariciar las cerdas y con la otra mano extendida tocarle abajo del mentón y lo más esencial: Una relación como ya dijimos tan rica espiritualmente, que la Naturaleza crea el silencio entre los goces de esta convivencia para promulgar su grandeza o, simplemente tras el establo cuando le colocamos su cubeta de Heno, si esta cerca, no cubrirán con su agradecida lengua, al untar con su saliva nuestro pelo.
¿ Has estado enfrente de un caballo entrenado, como a unos 10 metros y lo has podido mantener a distancia, solo con la presencia del alma? Pues un animal de esta envergadura se le puede demostrar que se le ama simplemente quedándose en silencio, a contraposición de muchos humanos donde siempre hay que llenar el espacio con locuaces sonidos guturales e impedir la transmisión de sentimientos sutiles, este animalito puede entender que se le ama estando en esta postura al lado de este. Abre tu mano quédate mirándole y deja que se acerque a suave trote de cadete y, lentamente el pondrá su boca en nuestra mano y se alimentara hasta que la cebada o granillo se vacié de tu mano y como en actitud de buen provecho, bufara, se dará la vuelta y regresara a su lugar. Suficiente como para que uno a la acostada, en nuestro lecho de descanso… de amor tras las montañas, clarifique su mente y por la faena del día terminado, se vaya a descansar en paz para el otro día.
Y así extiéndase la infinita gama de relaciones, y para conservar este don solo es prescindible una condición (repitámosla): permanecer callado en inexplicable vivencia junto a ellos para guardar en Santuario un don que existe, y no necesita estarlo pregonando a altas voces.
“Es más rico vivir en la felicidad de estos animales que en los infortunios de los destinos del hombre” reza un trágico griego y, agregaría a fuerza de machacar la idea “que vivir entre los suburbios de gente incomprensible y plegada del ‘Smoke’ de este mundo.”
Y no es por ponerte de menos Aire, pero té vez linda al lado de estos animales.
Dales un beso de mi parte y, …. ámalos con toda tu fuerza. Buscadlos cuando te sientas melancólica, sal de paseo con ellos, míralos tras su establo y goza viéndose acariciar entre ellos. Y cuando por los azares del destino uno de ellos parta para morir al final de la pradera…déjalo ir; y si algo habrás aprendido de ellos, sabrás que ellos mismos se sienten más tristes por su partida que nosotros mismos. Calla y llora…son un canto de la naturaleza y una prueba de su juventud.
Adrián
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