Fumaba en la banca
Peter Parkeado,
Mirando hacia un cielo
De tono nublado

Pensaba a diario
En la aventura de escapar,
Tomar sus cigarros
Y echarse a volar.

De pronto un día
Sucedió algo extraño
De su espalda nacieron
Un par de manos

Pero no eran manos lo que nacía
Sino algo distinto,
Un par de alas plumíferas
De color vino tinto.

Se dio cuenta de pronto
De su nuevo potencial
No tendría que volver
Nunca más a caminar

Y feliz y contento
Brinco de una azotea
Y voló con el viento
Hasta una chimenea

Pero el humo gris de la chimenea
Le hizo toser
Pisó tres tejas rotas y retrocedió
Hasta caer.

Una vez en el suelo
De espaldas y malherido
Con las alas rotas
Y el cuello entumido

Pensó en que;
“De hoy en adelante
Mejor caminar”.
“¡Tomar un bus o un barco
Si es que quiero viajar!”.

“!Mejor olvidar las tontas alas!
¡Mejor olvidar el estúpido vuelo!”
“!Habría que ser un imbécil
Para querer besar de nuevo el suelo!”

Mejor volver a su banca
A fumar un cigarro,
Maldecir su destino
Y esperar otro año.

A menudo se decía y repetía;

“¿Para que volar?”
“Si eso lo hace el viento
Me basta con mi imaginación
Para sentirme contento”.

Y así pasó su vida entera
Sentado en la banca,
Y los años fumando
Cigarros con calma

Hasta que de pronto un día
Y sin que nadie le viera
Se esfumo como un viento
Soplando en la acera

Y ahora descansa y ríe
Desde el firmamento,
Soplando la pena de hombres
Desdichados y descontentos.

Y así dice la leyenda
Es que se esfuma la pena
“Con un batir de alas de viento
Ha de cumplir su eterna condena”.