Él con su mano toco su espalda.
El calor de los dedos la atravesó.
Como un hierro al fuego sintió fundirse.
El calor era intenso y el dolor apacible.
Respiró profundo y suspiró un grito
Le suplicó en silencio…
Moldea mi cuerpo!
Dale la forma que quieras
Llévame a la fragua y cúbreme de tu carbón.
Cuando este ardiente llama encendida
Tómame con tus pinzas.
Vuelca mi cuerpo en el yunque
Y golpéame con el mazo de madera
Moldea mi cuerpo como hierro caliente
Haz con tus manos figura de él.
Que el olor de mi cuerpo fundido te penetre.
Él escuchó su suplica
Y se fundieron los dos.
Juanita Radaelli ®
Texto agregado el 05-08-2005, y leído por 966
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