Estaban ya preparados para salir en esa fresca mañana de junio hacía el supermercado, la familia Salas,.compuesta por el señor Aarón y la señora Elsa y una hermosa catirita de ojos verdosos, llamada Katiuska, pero que desde pequeñita, todo el mundo llamaba Katy. Entraron a la camioneta y se enrumbaron hacía un típico día de compras, doce cuadras más abajo de su linda residencia.
Elsa, la joven mujer, era muy bella y de porte muy elegante, prototipo femenino a quien siempre dispuso Aarón, la mayor atención, inclusive desde muy joven. En esa oportunidad de su vida y aún sin cumplir la mayoría de edad, se colaba en los bares del centro de la ciudad para, en franca osadía y temeridad, flirtear con la mayoría de las chicas que atendían a los clientes y parroquianos que frecuentaban el lugar.
Luego de estacionar su vehículo, entraron presurosos al local y de inmediato tomaron el carrito de supermercado y comenzaron en amena concordancia con su rutina de compras, su faena de ese día.
La chiquilla de ojazos verdes, Katy, se había desarrollado lo suficiente para comprender, que ya no podía subirse en el carrito, porque se veía demasiado apretadita y se conformaba con sostener y conducir, de la mano con su mamá, el pesado carro con los comestibles y víveres que iban comprando; pero como niña al fin, tenía sus impulsos propios en su naturaleza infantil y al pasar por el pasillo de confiterías y dulces, comenzó a meter al interior del carro, bolsas contentivas de chucherías, dulces, caramelos y chocolates, por lo cuál su padre, con suavidad y muy calmadamente, la enfrentó mientras devolvía a sus respectivos puestos o anaqueles, la mercancía y los paquetes que la niña, instintivamente había tomado.
.-Katy, debes entender una cosa, no puedes tomar todo de una sola vez.- y cogiendo un solo paquete le advirtió que solo llevarían ese..
.-Tienes que ser comedida, porque si bien es cierto que te amo y quisiera complacerte, no tengo suficiente dinero para comprarte todo lo que desees y se te antoje.-le dijo el padre en tono compresivo y todavía le añadió.
.-Sería injusto de mi parte complacerte en todo, cuando hay otras cosas más importantes que requieren mayor atención, así que quiero que lo entiendas y seas un poquito más compresiva, que si fuese rico, podrías tomar lo que desees sin medida ni restricción alguna.-
Katy se sintió algo frustrada y aceptó con resignación el consejo de su adorado padre, pero al pasar por el pasillo de los juguetes, no pudo reprimir sus deseos de admirar un lindo conejito de peluche que se exhibía, esperando para ser comprado y se lo pidió con vehemencia a su mamá y ésta dirigió sus ojos suplicantes hacía Aarón, quien con un gesto evidente, le dijo inmediatamente que no.
.-Hija,…como te dije antes,¡Deja que sea rico y te compraré toda la juguetería si es preciso!.-la niña sintió eso que le dá a los niños cuando no consiguen lo que quieren y desean, pero aún así, consintió y se resignó a tenerlo, solo ¡Cuando su padre fuera.., rico!

El bar esa noche estaba repleto; era viernes y como siempre, los clientes y parroquianos, se acomodaban en los sitios privilegiados en la extensa barra, para charlar y flirtear, con las lindas damas que atendían solícitamente, las exigencias de cada uno de ellos.
Aarón como siempre, hizo su entrada abriéndose paso entre la multitud, saludando a sus amigos y sentóse en su puesto habitual, pidiendo desde luego, su trago acostumbrado. Al instalarse, sintió una mano por detrás de su hombro que le tocaba suavemente, impregnándolo con un perfume dulce y seductor, mientras le insinuaba con gestos evidentes, una atención especial y al voltear su cara, se tropezó con una hermosa y seductora mujer que con expresiones sugestivas, le alentaba para que la invitara a un trago y él, no dejó que pronunciara una palabra siquiera.
.-¡Pide lo que quieras y no te preocupes por lo demás!.-le dijo ufanándose ante la majestuosa hembra, de ser un hombre dulce y generoso.

Mientras tanto, su hija Katy allá en su mundo gracioso e infantil, seguía esperando con gran ansiedad, que su querido y adorado padre, fuese algún día...¡Un hombre rico!