Celos
En los últimos gemidos del tiempo
has bebido mucho.
Siento que he creado una piedra dolorida
cuando las bocas amigas me cuentan.
Cuando el presentimiento es húmedo y soporífero.
Y ya no es divertido.
Segregué tanta desgracia
que terminaste hinchada,
flotando inerte en mi pecera.
Y ya no es divertido.
No lo es.
Ahora confundes las máscaras,
besas otras bocas buscando, seguramente, la mía.
(Mi boca embarrada de soledad).
Y así, acurrucada en otro valle, ya no eres tú.
Eres la proyección bípeda, fálica del alcohol
y ya no es divertido.
Lo era.
Lo era cuando, juntos, bebíamos
del mismo torrente de veneno,
porque era compartir
gracia y desgracia
pero ahora…
Si no me encuentras
recurres a tu repertorio masculino:
Idiotas.
Oligofrénicos insectos.
Pero poetas: cero.
Recuerdo, al estreno de nuestra lumbre
yo caminaba sobre carbón palpitante.
Ese, el que ahora pisas.
Tu me dijiste, sin ser la única:
-"No me gusta que tomemos siempre. ¿Por qué no vemos una película?"
Y yo reí,
(como tú lo harás al leer esto)
pero el Tiempo, su
triple
salto
mortal
en el aire:
Yo pidiéndote lo mismo.
Porque te veo estalactita
o porque no me gusta que mueras en Otros cementerios.
No me agrada que seas más ebria que yo.
Ni que todos tus poemas hablen de mí
y recicles mis versos.
Tomas mi esencia, no la aprecias.
Ah, también me dijiste al conocernos:
-¿Crees que podrás influenciarme?
Ahora utilizas la misma piel silvestre
que usé al encender nuestro frío.
Mis dedos son tus brazos de hembra delicada.
Mi corazón es tu alma trasgredida.
Quizás, es mi egoísmo.
Bebo en Otras cavernas.
Analizo las aburridas figuras rupestres.
Tú, tomas el alcohol como placebo y no como muleta.
Dices que me amas
y te acuchillas en el pecho con otros varones.
Y me disuelvo
porque extraño tu rostro inocente,
tu boca cuajada
y mis palabras agridulces.
Creo que has absorbido demasiado
y me duele
porque ningún mechón de alma
merece mi cruz.
Ésta cruz, hoy pesada, tiene calada mi estrella.
Si bebes hazlo en mi orilla
y muere en mi ataúd.
Es que yo soy el auténtico.
El primer cactus en tu desierto.
¿Mariposas de bar? ¿Recuerdas?
Matémonos juntos.
No recurras a otros cuchillos.
Sólo yo se
la agudeza del filo
que taja tu cuero.
Son mis celos
(-¿egoísmo?
-No)
Mi protoplasma untado en tu piel tostada.
Matémonos juntos.
Saboreando.
No seas decadente.
No termines en la canasta del hábito.
Uno tras otro,
cada acto
es el significado puro de alegría;
no de rutina.
Reflexiona.
En mi camino de luz y sombra
hay espacio para alguien más.
|