Un hueco en lo más hondo; un vacío infinitesimal dentro de mí. No puedo llorar, sólo sangro con estas heridas invisibles; dejo que el dolor sea, que viva. Quisiera volver a ser como la primera primavera, con pétalos naranjas esparcidos sobre el suelo. Quisiera ser aire y esfumarme, sol carente de alma, espina benigna y cielo de atardecer.
Es vacío eterno, constante, palpable. Después hay mucho rencor y quiero tragarme al infinito entero. Morada de dioses a lo alto, yo estoy en la lista de espera para el último sueño, la penúltima ilusión.
Pero dentro de lo oscuro me topo con una luz brillante, fuerte, lúcida. En el túnel surgieron verdes y azules, magentas y lilas. Me siento feliz de repente. ¿Qué es esto que siento? En este instante ya no me siento vacía, es tu compañía la que me quita todos los males. Son tus ojos los que reflejan mis lágrimas, lágrimas de dicha. Alas alrededor de nosotros; plumas cayendo suavemente, sutileza sobre el aire. En este mundo eres lo que me faltaba, mi mitad perfecta. Los dioses han escuchado mis plegarias. Cuando duermas, con ojos tapados y sueños abiertos, delicado, un beso mío en nuestro presente.
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