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VIAJANDO Y SOÑANDO POR ESPAÑA


Mamá siempre me hablaba de España, de las montañas de Asturias, de sus mineros, de sus pastores, cocinaba sus exquisitas comidas, cantaba y me enseñaba sus canciones...”Carretera la de Mieres, cuando yo la caminaba, carretera la de Mieres un carretero cantaba”...

Pero mamá perdió a su madre a los trece años y a su padre a los diecisiete y ella... partió hace seis años, sin conocer a su amada España y su querida Asturias.

Yo fui mamando de pequeña esas tradiciones, esas canciones, esos decires, fui amando también a España día a día y anhelaba poder ahorrar unos pesitos para que mamá en su vejez, conociera su Asturias. Nunca pude, mi sueldo de docente, jamás alcanzaba.

Hace tres años conocí Internet, y comencé a adentrarme en todas las páginas que hablaran de Quirós, de Mieres, de toda España, la fui conociendo como si estuviese allí. Hice montones de amigos entrañables, sabía el horario de sus trenes, conocía las carreteras, los paisajes, las costumbres y me convencí de que tenía que viajar fuera como fuese, en busca de mis raíces.

El once de julio de dos mil, pisé el Aeropuerto de Barajas... ¡Qué extraña sensación!. ¡Qué maravilla!, me sentía como si siempre hubiese estado ahí, y sentía unas ansias tremendas de besar la tierra cuando llegué.

En ese momento se me hizo carne la canción “El abuelo” de Alberto Cortés y cómo comprendí sus sensaciones y tristezas cuando pisó Galicia recordando a su abuelo.

La gente era maravillosa, alegre, cantarina. Recorrí Madrid durante días, bebiendo ese aire, enamorada de ese cielo tan diáfano, paseando por la Plaza Mayor, como si siempre lo hubiese hecho, asombrándome de cada cuadro del museo “”Del Prado”, temblando de emoción hasta las lágrimas frente a “Los desastres de la guerra” de Goya.

Subí las cuestas de Toledo, de Avila, de Segovia, sintiendo como que en ese momento, por una esquina cualquiera aparecería un juglar con su laúd entonando un romance.

Me estremecí en El Escorial, viendo la tumba de Alfonso XII y cuando me hablaban de Mercedes, su esposa, muerta casi una niña, venían a mis labios aquellos versos que mamá me enseñara...¿Dónde vas Alfonso XII? ¿Dónde vas, triste de ti?... tu Mercedes ya no existe, cuatro duques la llevaron por las calles de Madrid.

Cuando pisé la Alhambra, con sus pájaros y sus verdes por doquier en los jardines del Generalife, soñaba con Boabdil El Moro, entregándola a los reyes católicos, o a Carlos V de luna de miel con Josefina y no resignándose a la muerte de ésta al darle a luz su hijo también muerto.

Subí por las montañas de León, caminé sólo sintiendo mis pasos por la magnificencia del castillo templario de Ponferrada y llegué allá arriba, donde casi se toca el cielo con las manos, en el mirador de Balouta, con sus arcaicas pallozas, en ese puerto que permite ver hacia un lado a Piornedo de Ancares en Galicia, León hacia abajo y el caminito del tren del carbón que subía hacia Asturias.

¡Qué felicidad, ya me estaba acercando a mi Asturias, la Asturias de mi mamá y de mis abuelos!.

Cuando el autobús dejó la provincia de León para adentrarse en el túnel que pasaba bajo el Puerto Pajares allá en lo alto, lloré pensando en mis abuelos subiendo por la montaña, pasándolo sin mirar atrás, para solo ver en el horizonte, la tierra prometida de América y sabiendo que ya nunca volverían a sus manzanas, sus castaños y sus gaitas.

Al terminar el túnel apareció delante de mí un vergel, todo verde, todo serpenteado de arroyos y de ríos: “El Principado de Asturias”.

Fui subiendo por los Picos de Europa dirigiéndome hacia Cortes de Quirós que era donde sabía que emergían mis raíces... y ahí estaba la casa de mis tatarabuelos, donde en 1821 nació el que sería San Melchor de Quirós, mi tío bisabuelo.

Temblaba, tocaba esas puertas, pisaba esas piedras centenarias, tocaba esos muros, todo revivía para mí.

Luego, bajando hacia Santa Marina, un taxista me dijo: Tu buscas la casa del “Pando”. Pando significa “el que vive en lo alto” (así lo llamaban a mi bisabuelo y en esa casa nació mi abuelo)... Ea, me dijo, aquella es... y qué locura, allá en lo alto entre la montaña, rodeada de robles y castaños, con el río a sus pies, emergía la casita de mis bisabuelos.

Bajé, y lentamente fui subiendo la cuesta que me llevaba hasta ella. Está cerrada hace muchos años, pero me la abrieron los primos que, gracias a Dios, encontré circunstancialmente.

Entré, todo ese olor a antaño me envolvió, tocando esos peldaños subidos y bajados miles de veces por mi abuelo, sus padres y hermanos, hace ciento veinte años. Ese banco del frente, donde quizá mi bisabuela se haya sentado para amamantar a mi abuelo, ese aire, esas peñas, esas montañas, son cosas totalmente indescriptibles, tocaba las piedras y lloraba, tocaba un árbol centenario y lloraba. Sólo podía llorar y tocas y oler como si quisiera guardar en mis sentidos todo ese pasado que se me hacía tan presente y tan tangible.

Junté tierra... mamá tenía que tener consigo la tierra de su Quirós, de su Asturias.

Días después fui regresando, pero una parte muy importante de mí ha quedado en esa tierra maravillosa que siento mía. Dejé atrás primos maravillosos, parientes que fueron surgiendo como por arte de magia y a los que sentí míos de siempre, amigos indescriptibles, gente que sin haberme conocido antes, lloró mi partida.

Hoy, estoy en casa, se que volveré, algo me llama a doce mil kilómetros allende los mares.

El espíritu de luz de mamá me acompañó durante todo el viaje, sé que al fin, conoció su Asturias...y hoy la cubre... la tierra de Santa Marina de Quirós y de Mieres.




Texto agregado el 22-09-2003, y leído por 451 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
05-06-2005 Termino de leerte aqui y ratifico lo dicho en otro lugar. Tienes las manos, el corazón, la piel embebida en la literatura, nada porque eres la que escribe. A ellas las llaman escritoras... aukisa
01-03-2005 Soy, como quien dice, nuevo comparado con el tiempo que lleva el texto subido a la web, de ahi el comentario tardío. Francamente el texto me ha parecido sublime, ¡que nostalgia!, ¡que melancolia!, las descripciones de los parajes, perfectas. Me parece una maravilla de texto, las cinco estrellas me parecen pocas. ¡ Un firmamento entero le ponía!. Enhorabuena. eric_cartman
05-10-2003 Con esta historia te conocí y te envié el primer mail privado en otra página...¿te acordás? Es más bella , más emotiva y rica como narración de tu preferida Mi tío Luis anouka
24-09-2003 Un relato de intensa emotividad; un vivir a fondo las raíces. Saludos! mandrugo
22-09-2003 Susana, debes hacer un esfuerzo y enviarle esto a Lanny Hanglin en Continental para su segmento "El viaje a los abuelos". Literariamente es estupendo, pero a tantos y tantos asturianos y no tanto, les dará enorme gusto oirlo. Es un placer leerte. gracias por compartirlo hache
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