Haberlos haylos, la prueba es que sus historias pueden encontrarse en la tradición mitológica de casi todas las culturas.

Habitualmente se habla de ellos como fantasías pero me consta que existen también fuera de los cuentos. Son seres diminutos que por lo general prefieren hacer su vida solo por la noche. Traviesos, divertidos, malignos a veces; su presencia es ciertamente indemostrable y misteriosa porque no se suelen dejar ver, pero no por ello deja de ser cierta.

Su principal ocupación es provocar pequeños accidentes, imperceptibles desapariciones y minúsculos desórdenes domésticos. Somos su principal diversión, se ríen de nosotros y nuestras absurdas costumbres.

Duendes, geniecillos, elfos, haditas, gevas, gnomos, brujitas, elves, alfar, trasgos… Dotados de distintos poderes según el caso se les conoce con innumerables nombres. Convivimos con sus eternas bromas desde siempre, dicen que son los amigos invisibles que hacen reir a los bebés, pero que al crecer ya no los recordamos.

Amantes de la música, la danza y cualquier manifestación del arte, conocen los secretos de la naturaleza, dominan los elementos, las propiedades de las hierbas y los arcanos de los astros.

Sabedores del futuro, viven hasta setecientos años; pueden viajar a lomos de los rayos de sol y utilizan el lenguaje de los animales para comunicarse con ellos. Son los que enseñan a cantar a los pájaros, a nadar a las ranas y a encender sus luces a las libélulas. Prefieren vivir en bosques y jardines cerca del agua, desde donde tiran piedrecitas a los viandantes, pero cada vez más se les puede encontrar en cualquier lugar.

Son los que nos hacen creer que somos despistados; los que nos hacen desaparecer las llaves; los que vuelven a encender esa luz que hace poco rato has apagado; los que hacen ese ruido que no sabes de donde sale o esconden con asombrosa constancia un calcetín de cada par…

A mi me debe de haber adoptado alguna familia de estos seres, normalmente solo me cambian las cosas de sitio o me las esconden temporalmente. También me desvalijan el frigorífico y se comen el queso, las galletas y los pasteles, pero últimamente también se atreven en acciones más audaces.

Les aseguro que tenía una columna perfecta escrita para hoy, interesante, amena, original y de rabiosa actualidad, iba a ser la columna del año con toda seguridad. La tenía, lo puedo jurar… Han sido ellos, me la han escondido y lo peor es que no se como, pero han hecho también que me olvide de que trataba…

Valiéndose de sus poderes deben de haberme borrado esa parte de la memoria, tanto del ordenador como del cerebro. Pero les prometo que en cuanto me acuerde la escribo y la subo, si ellos me dejan claro…