Al nacer quise elevarme por los aires
y en pirueta conceptual, saludar a la vida
encaramado en las luminarias de la maternidad
quise, pero la enfermera me atrapó y mi intento fue en vano.

Quise aprender a leer a los seis meses
para devorarme todas las bibliotecas del mundo
quise ser sabio, quise ser eminente
quise, pero mi afán fue demasiado anémico y mis pasos demasiado cortos.

Quise amar a los once meses a la niña de veinte años
que me contemplaba con veneración
allí recostado dentro de mi cuna
quise abrazarla pero ella me abrazó a mi
quise pero me faltaron audacia y un par de brazos más largos.

Quise ser capitán de un ejército libertador
quise ser caudillo, oler la pólvora
y la sangre del enemigo, arriar su pabellón
quise, pero mi pie plano y mis cortos cuatro años me lo impidieron.

Quise ser amante de mi profesora de inglés
escuchar el my baby pronunciado por sus labios frescos
decirle my darling con mi extraviado acento
quise recitarle selectas frases shakesperianas
quise pero no pude con el acento y me rajaron a fin de año.

Quise ser astronauta y me metí en la artesa de lavar
y navegar por los cielos oscuros en esa nave de madera
quise ser Gagarin, quise ser Neil Armstrong
quise ser astronauta pero por unas burdas camisas me quitaron la artesa.

Quise ser tantas cosas y de todo lo que quise
sólo me quedaron las ganas, quise ser diferente
y dar vuelta los acontecimientos, ellos sin embargo
me tumbaron a mi y cuando quise ser sólo un niño
mi voz y mis huesos me traicionaron y me transformé en un hombre.

Ahora recuerdo tantos quise que me parecían al alcance
de mis desmesurados sueños de niño inquieto,
empapelé mi pieza de todos los quiero ser y allí se quedaron
guiñándome sus ojos en mis noches en vela, quise soñar
y eso si que me fue permitido y gracias a ello
ahora recuerdo con nostalgia mi inquieta niñez de tantos quise…