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Ansiedades en el ocaso:
Querida, entré en tus manos
justo antes del atardecer,
quería verte sollozar todos tus anhelos que ansiabas de pequeña, no podía dejar de maravillarme de tanta dulzura y de tanta amargura,
a la vez mis manos se partían,
al momento en que el sol se escondía detrás de tus ojos brillosos.
Que día ¿no?.
Quería ver siempre tu cintura detrás del cobertor y quería observar el cielo con noches eternas, mas no pude. Mi vergüenza aparecía dejando su maldad en mis labios.
El camino se desvirtúa como las conversaciones eternas de seres individuales con ideas confusas en las que se perciben los reflejos de la cobardía.
Continuo viviendo episodios trágico y emblemáticos en los que el protagonista no se deja ver. La idea era vaga. ¿ quien lo diría?. Siempre lo tuve, estaba tan cerca como los sueños.
Pero mis ojos, ante esto, estaban sellados.
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Texto agregado el 21-09-2003, y leído por 200
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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20-01-2004 |
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"que día no?"... que día! Nocturna |
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20-01-2004 |
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Silvio dice: "la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes"... le he vivído Nocturna |
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