Llora sus penas mi ciudad,
grita, aullenta a los transeúntes,
mata la ira con intensas luces emergentes.
Mi ciudad, en la que despierto
y muero cada día,
la que trae sonrisas a mi piel
y luego de la misma forma me las quita.
Engañas, frustras, decepcionas
a vidas de sueños como yo.
Mi ciudad que soy tú
y tú eres yo,
mi ciudad que deja libre al poeta
y le da pinceles para que empiese a disparar,
disparar palabras de fuego,
crudas como el asfalto que te deja caer.
Y la poeta soy yo,
y tú muchas veces también lo eres,
y todos somos vaivenes
y sufrimos y reimos,
y en mi ciudad todo se vuelve a reunir,
y en mi ciudad existe la lluvia,
pero también existe el sol,
que viaja y lucha por amanecer
cada día junto a ti.