Siguiendo con las palabras del amigo Cortazar, que decía según la portada del sitio “un cuento es un relato en el que lo que interesa es una cierta tensión, una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final”, no podría decir que no esa definición no es el la expresión de ficción, pero si me atrevería a espetarle que es incompleta. Sin aire de empezar una discusión sobre imposición dramática, me gustaría compartir una idea mía de sobre lo que es en si un cuento.
Digamos que hay dos personas involucradas en una riña de proporciones mayores. Bueno… la riña se dividiría en tres actos. El primer acto sería para presentar a los personajes. También habría un evento catalizador que pondría las cosas en movimiento. El segundo acto muestra el conflicto entre ellos de varias maneras. En diferentes escenarios. Así llegamos al punto crítico del segundo acto. El punto crítico del segundo acto muestra un evento principal que lleva a la historia a una dirección inesperada y también pone en marcha un cronómetro que nos llevará al tercer acto. Algo pasa que impone un límite a la resolución. En otras palabras. Las cosas empeoran tanto que el problema se debe resolver de inmediato antes de que todo explote.
El final es la resolución del problema mencionado. Si el problema no es remediado queda la impresión de un relato inconcluso. Y ya sabemos como odia la burguesía actual las novelas inacabadas.