Llevo ya algún tiempo
intentando organizarlo todo.

Y en el transcurso
de estos momentos,
que se irán,
me di cuenta de nada.

Resultado, cero - cero.

Nada qué hacer.
Nada más en qué pensar.
Nadie a quién contárselo.
Nadie qué le importe.

Nadando en la playa
casi nadie tiene porte.

Y seguiré fumando,
y aguardando.

Esperando
que llegue ese sentimiento,
en cualquier momento que,
cómo los demás, se irá
para no volver jamás.

Pero esos segundos de apogeo,
durante su máxima y plena duración,
aprovecharé para ser feliz.

Y eso compensa el resto,
momentos tristes,
dias amargados,
mañanas lúgubres
y noches
llenas de luz,
tu luz,
tu luz que ya se fue
en su momento.

(Malditos momentos,
os la tengo jurada.)