Desde el foro, miedo.
Como una sombra del espanto, vivía ella en el apartamento 666. Sus ojos abarcaban el silencio de la soledad, convertidos en laberintos del infierno; debajo, un gancho malhumorado conformaba su vasta nariz, por encima de unos labios atrapados en el tiempo. Y la vida transcurría en una telaraña lenta, en donde su silueta enlutada, resguardaba todo el dolor de una viudez, que solo afloraba en llanto los días festivos. De vez en cuando su ropaje triste, la llevaba al cementerio local, detrás de un ramo de color; otras, solo murmuraba sus quejas, ante nuestros ojos. Nosotros le teníamos mucho miedo, al verla como una bruja que amenazaba nuestras vidas. A veces, le tirábamos bolsas de basura, solo para verla rezongar, mientras corríamos a nuestras guaridas, entre el miedo y la risa, por los pasillos del edificio que compartíamos. Nunca olvidaré el día que mi primo Raúl, espantado al verla con una escoba barriendo la vereda, huyó despavorido, dejando el rastro de orín en los cerámicos del vestidor. Y así solíamos pasar las horas; temiendo y molestando la vida de los otros. Ahora que he crecido, puedo entender cuanto dolor sentiría ella, al vernos huir entre las risas. Así que hoy volví al apartamento, para acomodar algunos libros; y aunque no la vi, supuse que su sombra debía haber partido en una escoba de cinc; o tal vez sus huesos derruidos, solo reposaban en lo profundo de la tierra. Pero en mi interior, al recorrer los mismo pasos que otrora, volví a sentir ese escalofrío tormentoso atravesando mis vísceras. En el fondo, la puerta 666, abrió su cuerpo de madera en un chillido sigiloso; detrás, en una boca inmensa de misterio, dos manos puntiagudas se aferraban al picaporte. Yo salí corriendo como un niño de seis, espantado a la hora de las brujas; mientras una carcajada estruendosa, retumbaba en el pasillo, como un eco de revancha.
¡ Vaya un recuerdo por ti, vieja bruja¡
Ana Cecilia.
|