Ya que te has ido de mi lado nada más queda decirte que no te extraño, que me faltaste durante un tiempo pero no demasiado, y sólo me resta el espacio en que hasta necio te sigo pensando.

Si sólo las verdades duelen, y muy a menudo o casi siempre callar es también mentir, tal vez sea la hora de que dejemos de callar y aceptemos la verdad, dejar al tiempo hacer su trabajo.

Tengo que aceptar que mi memoria es el deseo satisfecho pero impaciente de más, y yo que nunca olvido una cara haré contigo una excepción, pues mi desdicha no es haber perdido tu amor.

Es el hecho de acordarme todavía el haberlo un día tenido, eso es todo lo que resta agregar, ya que después de todo, afortunada o desafortunadamente te has final e irremediablemente ido, para dejarme sin ti.

Ya que te has ido, llevate tu aroma
y ese verso sentido que redacté para ti,
porque después de todo los muertos no podemos amar.