PREMATURO
Ya había anochecido; los pájaros ya no estaban en el oscurecido cielo y los ruidos de la noche empezaban a surgir. No tenía sueño, por lo que fui a la cocina por un vaso de leche. Abrí la heladera y vertí un poco en una taza; giré al ver que una sombra se movía fugazmente detrás de mi, pero cuando me hube dado vuelta recibí un fuerte golpe en el rostro.
Todo era oscuro, a pesar de tener los ojos abiertos nada podía ser percibido por ellos, parecía como si estuviere metido en una habitación absolutamente oscura. Tal vez fue mi imaginación, pero sentía que algo tocaba mis pies. Luego de estar un rato sin poder reaccionar por la confusión que de mí se había apoderado, me di cuenta que estaba recostado e inmovilizado totalmente. Era como estar en una dimensión desconocida, no encontraba una lógica explicación para tan rara situación.
Luego de unos segundos de intentar desesperadamente soltarme de mis amarras comencé a sentirme cansado, pero mas que cansado agitado, como si el aire me faltara. Efectivamente, respirar era una tarea mas que difícil, tal vez fueren los nervios que cerraban mis pulmones o esa habitación estaba poco ventilada, por lo que la respiración se tornaba dificultosa.
Ya agobiado por la desesperación que generaba el no poder soltarme, comencé a retorcerme para todas direcciones. Intentaba de todas formas poder safar de las sogas que mis manos y pies ataban. Sin tener mejores resultados pensé que nada me impediría sentarme para luego pararme y ver si podía hacer algo que resultare mas beneficioso para mi huída; pero cuando quise elevar mi torso para sentarme en el lugar donde estaba, mi cabeza chocó contra un aparente techo que pasaba a no más de unos 30 centímetros de mi cara -auque parezca increíble no lo había notado hasta ese instante. Luego intente salir para un costado y una especie de pared me lo impidió –para ambos lados.
Fue luego de un rato de golpear el techo con mi cabeza que comencé a marearme y sentir que el aire ya no era suficiente. Ya exhausto y muy agitado por la falta de oxígeno perdí las fuerzas que me quedaban y mis ojos nuevamente se cerraron.
Esto es lo que se pudo reconstruir del caso Mullivon. Jamás fue resuelto. Hoy como su “Relator” me complace decir que no quise matarlo en su casa por que no quería que muriese por el solo hecho de perecer, sino que quería algo mas, no iba a salirle tan barato haberme arruinado la vida, no era solo yo, era toda mi familia la que sin decirme nada me pedía que lo hiciese; así que tuve una buena idea, decidí no verlo morir, pero si asegurarme que bajo un par de metros de tierra no pudiere salir con vida.-
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