Inicio / Cuenteros Locales / lithium / diario de un asesino.
al inhalar el último tabaco en mi cajetilla y vislumbrar el humo saliente de mis cadavéricos labios, cerré mis ojos y me dispuse a matar.
dejé el cigarrillo sobre el cenicero; traté de levantarme pero mis pulmones putridos gritaban piedad al esforzarme y salir de las cobijas efímeras entre vida e infierno.
abrí el cajón de mi cómoda y retire el revólver con manos temblorosas..para este momento ya podía saborear el sufrimiento de mi próxima víctima..
salí de mi apartamento agitado,como si fuera mi primera vez..ese contacto sudoroso,esa amalgama de cuerpos..ese forcejeo..
tomé un taxi en la séptima avenida.
prendí otro tabaco y le ofrecí al conductor. éste lo rechazó de una manera muy educada; yo,lo tomé de una forma muy errática.
no tenía rumbo,no tenía a donde ir, pero sabía que esta noche, alguien iba a morir en mis manos.
detuve mi transporte en un suburbio muy elegante, de gente educada, de esmeraldas en los cielos y cristal en las miradas..
caminé al número 1001 y toqué a la puerta.
39 años contestaron a ella, preciosos 20.
me miró con indiferencia, con desprecio y ahí supe..ELLA! ELLA! ELLA!
la tomé por sus brazos humectados, su cabellera platón, su belleza acaudalada..era mía!!!
trató de gritar pero mis manos enjutas cubrían su boca revlon.
la empujé hasta la sala y la derrumbé con un empujón. le desgarré sus velos oscuros y la puse boca abajo.
frotaba el cañon de mi revólver sobre su rostro y sentía magnitudes esperanza trasladarse del metal de mi arma a la culata, y deésta misma a mis sentidos..mis nervios..mi cerebro adicto.
la violé sin piedad, una y otra vez durante 4 horas.
una y otra y otra y otra..
la alfombra persa se baño de rojo..
bañados ella y yo en sangre de placer y deseos de inexistencia.
mire sus ojos cristalinos y no pude conterme.
cerré mi puño y lo agité hasta mas no poder..hasta el ceseo de aliento.
prendí un tabaco al lado de mi mujer y fue el despliegue de éxtasis mas hermoso que llegué a sentir.
apagué el cigarrillo sobre la mejilla de mi amada.
me subi el cierre de mi pantalón y me dirijí a la puerta.
titubée y observé el segundo piso de la casa.
subí las escaleras hasta dar con un pequeño cuarto pintado de rosa.
abrí la puerta y entré.
una criatura tan lúcida, tan inocente. 7 años de placer.
prendí otro tabaco y saqué mi revólver..
saborée mis labios cadavéricos y supe que Dios me había sonreído otra vez. |
Texto agregado el 31-07-2005, y leído por 251
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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23-11-2006 |
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Muy bello... No he leído la segunda parte para dar un juicio objetivo en esta... Ah, qué te digo, creo que nada de lo que tú escribes podría disgustarme. ¡Nos leemos pronto! Andreau |
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12-08-2005 |
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*****y continúo espartako |
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06-08-2005 |
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esta bien... interesante, me voy a leer la continuación...mis* denada |
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03-08-2005 |
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no es tgan bueno como la sregunda parte pero tampoco esta mal. Peyote |
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03-08-2005 |
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Ta bueno, pero me gustó más la segunda parte... krl |
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