¡Adiós a Europa!
y a las vidas que parten
para un continente sin nombre,
para un adiós interminable
que me parte el alma
en dos,
y multiplica mi dolor
por cuatro.
Un beso
en la mejilla, ¡donde estoy!
Para ella, un triste adiós,
para España, una puñalada
en las entrañas que no sienten.
¡Melancolía!
y en dos palabras,
melancolía, melancolía.
Un abrazo,
golpes de melancolía
para él, amigo, corazón, espíritu
para Australia, sólo ímpetu.
Aún no quede donde quede
Europa. ¡Maldigo Europa!
la declaro culpable, culpable.
¡Adiós a Europa!
Adiós al barco que zarpa
con tantas vidas dentro, dos,
pero es inevitable el adiós,
y es inevitable el dolor
entre cada abrazo y cada beso.
creyendo inútilmente
en un tan vano hasta luego. |