Soy un cocinero, un artista de los fogones espero. Un gastrósofo empedernido, un gastrónomo fallido que intenta redimirse por medio de la escritura, la literatura, la poesía y los cuentos.
Cocinero de sabores y emociones mil, de aventuras y sueños compartidos, de secretos cantados a voces moribundas, de cadenas formadas por palabras distintas al compromiso, de intentos de ser leído.
Reviso diariamente mis cuentos y algunas tantas no encuentro la inspiración, sé que acaso a nadie importe pero es una simple aclaración, no todos somos tan buenos escribiendo como en la cocina o haciendo esculturas, es todo.
Espero, no sé qué, pero sigo y me mantengo a la espera a un mismo tiempo, quiero amar no puedo, no hay quien se deje todavía, no le he mirado al pasar, acaso tocó a mi puerta, pero no quise contestar... ni modos, a mí también me ha pasado.
Me gusta si suena bien, si sabe a lo que pretendo, su luce como estaba en mi mente, no pido demasiado pero no me permito fallar, acaso ese sea el problema, no me canso de intentar.
¿De qué valdrá todo esto? ¿Alguien lo verá en lugar de mi cuerpo? ¿Bastará para mostrar el sentimiento marchito que casi todos llevamos dentro? Supongo que sobran como siempre las preguntas y las que escasean son las confirmaciones, respuestas y certezas valederas.
Pero como dije antes, no me canso de intentar, por eso y sólo por eso, lo seguiré intentando, y dejaré de escribir, cuando me canse de buscar.... y eso pasará cuando muera, o cuando crea haber encontrado la otra mitad, aunque no crea en eso. |