Estábamos mirando el cielo, se había ido el viento, pájaros azules salieron de la cordillera, eran gigantes como locomotoras, eran gigantes y azules, nunca nadie los había visto, por lo menos nadie los recordaba, y sobrevolaron la ciudad por días, semanas, meses, hasta que los integramos a lo cotidiano, para cuando se unieron los pájaros rojos se sentía algo en el aire, una amenaza que anticiparía la invasión, fue un domingo nublado cuando las tropas de gente olvidada bajaron desde la montaña a reclamar sus tierras, los pájaros negros ya habían hecho gran parte de la masacre, y éramos demasiado pocos los que quedábamos después en la ciudad como para defendernos, escapamos a las alturas cordilleranas y desde allá vimos nuestra ciudad destruirse, convertirse en escombros, esa tarde nos internamos a pie cordillera adentro, quedábamos algunos miles y nos desplazábamos en filas eternas, después de días llegamos a la capital de la gente olvidada, su ciudad era increíble, ocupamos sus ropas, comimos su comida, jugamos sus juegos, al año ya nos habíamos convertido en ellos, fue cuando los pájaros azules volvieron a nosotros, ahora eran nuestros. |