SIMPLES OLORES.

I

Los olores de amor se dispersan por el ambiente plasmado de ti, se desvelan mis ojos al verte sonreír, y mis suspiros se gastan cuando te puedo sentir a mi lado y aunque hoy no te pude ver en mi oscura soledad, de algo si estoy seguro, y es que tu redescubres toda la esencia vital que existe en mi, la música de mis oídos se apaga cuando logro sintonizar por segundos aquellos momentos en los que te vuelves una completa y perfecta niña que inofensivamente descansa sus miedos en un abrazo sincero e impredecible, la sensibilidad de mi piel alcanza aún a erizarse cuando recuerdo como la libertad de mis pensamientos se perdió en el primer instante en que te descubrí y en el primer soplo de vida en que te perdí para siempre. Los ríos de desilusión ya se han secado pues el único consuelo que le queda a mi soledad era haberte podido encontrar en aquellos caminos traicioneros del orgullo y la pasión, aquellas pálidas líneas de expresión y quietud se han convertido en eternos fantasmas que habitan toda mi absoluta y loca intención de jugar con la satisfacción que me produce esta cordura insana moralmente mortal para mis pensamientos revueltos dentro de un corazón solitario que descubre sus deseos fuera de un beso universal, tomado de la más ridícula e irreal fantasía desnuda bajo los ojos perdidos de la divina mujer por la que se inspira mi suave y traicionero deleite.

II

La soledad acaba con mis ansias de vivir y solo grita tu nombre al viento, que roba de mis sentidos los últimos toques de sentimiento y pasión que posee mi cuerpo de ti, la noche que empieza a caer tras una cortina de inesperada soledad solo trae en su oscuridad la partida de una inexistente fuente de colores y formas mentales, manantiales especiales de una razón saturada por la aniquilación de tu olor en un corazón que ríe a escondidas, el día en que vuelva a ver la sombra de una ángel mojado sobre una lluvia fulminante de rosas sonrojadas por el ideal y precioso atardecer que nuestros cuerpos solitarios crearían en un paisaje matizado por los besos y las caricias de unas manos que mueren cada vez que se alejan de la suavidad de tus labios, de sabores dulces y amargos, tan esenciales que pueden darle vida a una simple sinfonía de hojas danzantes en el mas profundo y misteriosos lugar de causales de risas y sonrisas, de lagrimas y hormigas, de tormentas y nubes de realidades amarillas y rojas tiñendo nuestros sueños de un anaranjado tan sublime que se confunde con el perfecto atardecer que nuestro amar ha creado en la humildad de las gotas de estrellas llenas de jubilo extrañado en las lagrimas de mi soledad, que pide en silencio solo poderte morder una vez mas.

III

Simples olores que viajan sobre los vientos de mi soledad, solo poseen su continuar amargado por la inexistencia de una conciencia real para soñar y despertarse aspirando transformar los ilusiones en una plausible y formidable armonía entre sus rasgos sutiles y los destinos que caen sobre el campo vacío que tapiza el mundo oscuro al cual estoy encadenado por no saber vivir sin sus sensibles y agraciadas caricias y cariñitos, así se desvanece mi naturaleza cuando debo despertar y recordar la fría lluvia que cae de sus ojos perdidos íntimamente ligados a una magnífica fantasía en la cual ella no admite mi deslizar, dejándome absolutamente solo en aquel mundo donde debo padecer cada escaso segundo de su ausencia fuera del idilio producido por una sola respuesta que desenvolvería toda la pequeña reunión de soledad que se ha agrupado en cada movimiento que brota de la tierra en la cual marcho los últimos días desesperado por ella, que me dejó por una confianza perdida hace varias primaveras tras un largo periodo de mentiras, engaños y silencios perversos que lesionaron toda una empañada tormenta que ocasiona la confusión de la inmensa sabiduría de la vida, manejada sagazmente por los hilos del destino y la desesperada bruma de las palabras del corazón, que relegado por la insensible razón queda en un rincón sufriendo en el mas absoluto vacío donde no llega la luz del sol, perdido dentro de un laberinto dibujado por los torrentes de lágrimas que brotarán cuando mi trasegado navegar se hunda intempestivamente en los mares de la decepción y la aislamiento total.


IV

La soledad asfixiante que nunca olvida sigue persiguiéndome en los sueños deshechos que dejaron dos rosas que nunca pudieron hablar sinceramente de un sentimiento metido en la vida escasa de las oportunidades que viajan en su egoísmo y su tardío, pero especial amor. Una dulce compañía trasformada en una intolerable soledad me pregunta cada día por ella, reclamando el no tener hoy su sonrisa para poder volar claramente hacia las estrellas que desnudan la impaciencia de mi voz por no atrapar toda la cordura nocturna que procura solo ver por segundos pequeños y extintos su sonrisa eterna dentro de mis pensamientos bañados por la belleza de cada lágrima de amor que de mi surgió, así todo mi cuerpo empieza a deleitarse dentro de una fantasía que jamás podrá hacerse realidad, la epifanía de mis sentidos se muere al verla y su sonrisa queda impregnada en cada gota de amor que brota de un corazón cansado de sufrir; el horizonte corre al encuentro de sus ojos, mas sin embargo ella jamás estará para él, su continuo y casado vaivén en la olas del viento y su viajar perdido en las hojas del mar, la alejan cada día de una luna con suave sabor a miel que quiere destruir un fantasma escondido vanamente dentro de mi mente, jugando con cada recuerdo reprimido que de ella ha existido, pues la razón de los arco iris que habitan en ella, hacen que a mi corazón le roben lentamente las esperazas que aún siguen vivas en el ambiente, nadado en simples olores de amor tardío y escaso, que a lo lejos se escuchan dulcemente como una fugaz melodía melancólica del mas perfecto, bello y triste amor que jamás vivió.

V

Poco a poco dentro de un atardecer de inmensas metáforas caminantes y danzantes de colores rojos y amarillos, mi vida por fin se resigna a perderla, a conformarme con verla los lunes por la mañana y despedirme de ella los viernes al medio día; los gritos que pedían por ella por fin callaron y lloraron dentro de su desesperación y sufrieron mientras llegaba su culminación, ahora un silencio tan ruidoso como aquellos gritos quedo en el paraíso cegado por la imperfección de un ilusión que cayó el día en que ella me convirtió en un completo idiota que deja de respirar si ella lo necesita, preparado para todo lo único que me podría acabar completamente sería un solitario e inentendible “si”, ojalá estuviera diciendo mentiras, ojalá aquellas palabras solo fueran una invención de prosa poética que maravillaría a cualquiera que la leyera, pero no es así, todo se convirtió en una inconsolable hilera de huellas de pasos verdes y pesados, que puedo decirle cuando solo me gusta, que puedo decirle al corazón cuando sabes que no te conviene como lo haces entender, como lo haces razonar si cuando estas con ella él deja de buscar, de pensar y solo se dedica a sentir viendo como las diminutas centellas de tiempo se notan en las olas y su espuma, solo se dedica a sentir en un mundo en que solo existen ella y él, las arenas doradas de su mundo ideal se pierden en las suaves caricias que mi corazón terco y enamorado contempla desde su ser interior, como poder olvidarla si su sonrisa se queda en mis canciones por mas de un mes, si mi cuerpo quiere estallar cuando solo puedo verla, como poder olvidarla si mis lágrimas dulce y amargas se disputan el primer lugar para conocer el mundo que las hace vivir, la verdad mi corazón jamás logró que este amor saliera invicto, solo podrá vivir en los recuerdos de una eterna soledad que se apoderó completamente del vaso de vino que mi en mano derecha conoció el frío de la soledad que habitará eternamente en un hondo suspiro buscado el color de sus besos en una noche adornada por delicados pétalos en torrentes de tiempo que jamás florecieron, pero de sabores y olores que me recuerdan el amor que una vez sentí por la mas maravillosa mezcla de belleza y misterio, solo presentes en la mirada coqueta, profunda y perdida de ella.