Siéntate; harás un poema
que trate tus horas sin
exceso de drogas, sexo o alcoholes.
Enciende ya tu candela mediaval
ilumina el mundo oscuro a tu
alrededor
Aquel que a veces es mejor no
ver. Hacer, hacerlo desaparecer hasta
que sólo quede el tacto
la nube, la niebla, el sexo de los gatos
las cosas nombrables que brotan de
nos

Aullido Nostalgia y Silencio contenidos
en temblores que sacuden y luego
se olvidan
La caricia azul del cielo
de la mano del hombre que
tranquiliza; que no permite vivir
la desesperación hasta su logro hasta
su máxima plenitud hasta el parto deseado.

El animal moribundo se ha dado cuenta de que está preñado;
solitario y harapiento se da permiso a beber, a pastar por
allí. Observa con un ojo de reojo y con el otro mira
hacia adentro. Cuando las cosas que ve están iguales deja
caer su carcasa, su alegría ha penetrado el corazón de la
tierra. Entonces se deja morir. Reaparecerá bajo nuevos aspectos.