¿Cómo decirte dos, alma que se desangra? ¿Cómo quitarme frente a ti esta máscara de indiferencia, gusano acribillado? ¿Cómo negarte mi sonrisa involuntaria, bendito fakir miserable? ¿Cómo no sentir respeto por tu sangre que derramas, saco de todas las basuras del mundo?
Cuando cierro los ojos te proyectas ahí en sueños, menesteroso, sabiendo que haces uso de tus cuerpos.
Estás muerto, eres una estrella, provienes del infierno, ninguna llaga tuya te lacera, las vistes con más orgullo que todos los reyes del mundo sus mejores ropas.
Eres un millón de veces mejor que nadie
Eres más artista porque todo tu ser es arte
Estás ultratarde, ya nadie te recuerda
Eres uno con el viento sin embargo estás más allá de las palabras, que no usas y, cuando las usas, sólo lo haces para decir estupideces, para agradarme: para decir que eres menos que alguien más. Para hacer tormentas y arrasar con los vientos.
Eres mil veces menos que cualquier persona más.
Con tu alma los mendigos se fortalecen y hasta el más zarapastroso toma conciencia de humanidad
Bailas porque sabes que habré de reconocerte
Sin embargo no he visto en ti una sola miseria
Pero te dedicas a vivirlas todas, a revolcarte gustoso entre ellas
Reconociéndome: sabiendo que habremos de vernos tras este breve parpadeo en donde decidiste ser más puerco que la mierda
Si hacemos las cosas bien.