Hola, ¿Cómo estás?
-Bien, mal, no importa ya. Las cosas están cambiando. No quiero hablar.
-Pero que te pasa?
-Basta! No quiero, me pasan cosas, no quiero contarte. Me siento fría, las cosas te resbalan, te vas, venis, me decís que tenés que hacer esto y aquello, pero en vez de eso dejás mensajes indirectos por todos lados a ver si la gente se da cuenta.
-No te enojes.
-No me enojo con vos. Me enojo con el mundo. Y vos estás en él. Lo lamento. Me cansé, no tengo más paciencia. Cuando quise que escucharas lo que yo decía estabas demaciado ocupada en tus pensamientos como para darte cuenta.
-Pero no te pongas así. Yo hago lo mejor que puedo, y te pregunté que te pasaba.
-Sí claro. Lo preguntaste de compromiso. Me cansé de escuchar las mismas cosas de la misma insignificante persona. Pero no vas a hacer nada. Siempre que hablas no quedan en nada. No sé a que vas.
-Por lo menos intento arreglar las cosas.
-Y que? Ya no me importa lo que hagas, estoy fría y cada vez más.
-Si me dijeras que te pasa lo podemos solucionar. A mi me importa lo que te pase.
-Dejá de mentirte tanto. Ahora te importan tus cosas. Y no quiero hablar de esto con nadie. Quiero que mi corazón se convierta en un bloque de hielo. Que mis pensamientos ya no sean felices. Que no puedas ver expresión alguna en mi rostro. No quiero volver a sonrír.
-Basta! dejá de decir tantas estupideces. Hablame!
-No entendés que no quiero, no entendés que me molesta. Tan difícil es eso de entender? Quiero llorar, pero no sola como todas las veces. Cada vez que mi alma se despedaza dejándo salir mis lágrimas no hay nadie que abraze mi cuerpo, dándome calor, apoyo, seguridad. Cada noche no hay quien esté ahí para mi. Me cansé de toda esta soledad. Ya te dije las cosas están cambiando, vos estás cambiando, y no quiero. Pero lo necesito. Quiero ese frío en mi interior recorriendo mis venas. Quiero no sentirte más, ni a vos, ni a él, ni a nadie.
No quiero que nadie esté más para mi ni estár para nadie. Por ahora no quiero hablar. Ya te dije todo lo que quería decirte, pero que la necedad de tu mente no quiere escuchar.
Adiós, estoy muy ocupada para mi, y yo muy ocupada para vos.