Se me ha escapado una pequeña nota del alma, tan pequeña, que era casi imperceptible hasta ahora y apenas un minúsculo puñado de gente sabía que existía...
La notita ha estado bagando por lugares remotos, inmensos, oscuros, claros y brillantes...pero ahora ha vuelto apacible a acurrucarse de nuevo en mi seno, al lado del corazón.
Al cabo de un rato, cuando ya ha cogido el calorcito en el que se siente a gusto, comienza a susurrarme al oído sus maravillosos viajes... ya que no es la primera vez que se escapa ni será la última, confiesa. La pequeña nota no es nada tranquila y muy al contrario, ha recorrido lugares insospechados de toda la geografía humana llegando incluso a la uña del dedo meñique del pie izquierdo y al casi invisible lunar que aparece de vez en cuando en la cicatriz que bordea mi labio superior.
El caso, cuenta, es que le gustaba este ir y venir contínuo y divertido que se traía entre manos, y había decidido dedicar su vida a ello sin renunciar por supuesto, al merecido descanso que le proporciona un regazo abierto a las sensaciones. Se había propuesto conseguir un plano exacto de la anatomía y así ser la primera nota que pudiera dar conferencias, componer canciones juglarescas, residir en la garganta y poder llegar algún día al exterior y materializarse en sonido. Formaría parte de composiciones inolvidables, estaría en casi todos los pentagramas y memorias musicales, y lo que es más importante, podría hacerse palabra...
Se haría grande, mayor, ... pasaría de semifusa a fusa, corchea, semicorcheeeaaaaaahhhhh!!!...
y así poco a poco, mi nota viajera fue cayendo en un descanso plácido y contagioso... el sueño nos inundó... y los dos caímos en un letargo apacible y profundo. |