X sólo toma café en los bares con taburetes altos, con vistas a la cristalera y prensa fresca.
En el autobús X calcula siempre en qué lado va a dar el sol y lo evita para leer desde la sombra lo que dicen los rótulos y las paredes de fuera. Llegado al fin de trayecto X se da buenos paseos, relame callejuelas y examina hasta la letra más pequeña de los carteles publicitarios que, en estratos arqueológicos, sirven de embalaje a los edificios de la zona centro.
A X se le cansan los ojos de prestar atención a tanta palabra regalada que las calles rezuman: menús del día garabateados con tiza blanca, coches usados que colonizan aceras para venderse en buen estado con la ITV pasada, firmas repetitivas de grafiteros en ciernes, pegatinas de Vota Dier, listas de la compra de jubiladas insomnes. Ya bien alimentado por letreros de lecherías antiguas y posters de conciertos de música Sufí, X, por vicio puro, devora periódicos caducados que exhuma de los contenedores de reciclaje.
No puede X contenerse y recoge del suelo propaganda de curanderos africanos con espíritus veloces que resuelven tus cuitas de amor en un máximo de 48 horas o papeles con forma de cinta que por una cara explican que fumar ata y mata y por la otra combinan diatribas antiglobalización, el peligro de consumir carnes rojas en exceso y la necesidad de profilaxis contra el Sida.
X sólo se siente abrumado por la proliferación de periódicos gratuitos, que desecha, y prefiere dedicar sus tardes de sofá en casa a leer etiquetas y prospectos de productos antiojeras y champús regeneradores con filtro solar y aroma a hiedra -miel.

X le toma el pulso a la vida cultural de la ciudad pues conoce la agenda de actividades al dedillo y sigue con interés la apertura y cierre constante de las tiendas y comercios, de los bares y los antros. X es constantemente abordado por hordas de transeuntes que buscan restaurantes peruanos, pensiones de nombres inverosímiles o teatros escondidos. X siempre da las indicaciones oportunas, ganándose breves pero intensas demostraciones de aprecio cívico.