Si escucha música en una micro. No, no se trata eventualmente de aquello, es sólo que no sabría decirlo de otra forma. Porque quizás... Cortar la imprecisión. Los barómetros, Bohr. Justiciero, el zorro. Aún así... Entrega por oficio, aprender de la palabra, las mentiras son las vidas, hablar es un pecado.

Alejarse de las personas, cerrar el círculo, comer nikolos bajo la luna, ver Persona en una sala de audiovisuales solitaria y mohosa, apagada, en blanco y negro, autista. Me siento en la última silla y me apoyo en el respaldo. Espio por el rabillo a las personas de la sala. Juego con la introspección: es la perfección.

Mentira. No es la perfección. Pero imagino que es la perfección. Porque la perfección no existe más que en la imaginación o en el deseo de que exista. Termina. Me quedo hasta el final. Cuando se ha ido el último me levanto ceremonioso del último asiento y me envuelvo en una bufanda negra multicolor. Afuera, noche seca, hace un frío de pasado infantil. Hay nubes nocturnas. Hay luna nocturna. Me como un nikolo, nocturno.

La situación no es clara, por más optimista que se tome el rezo por el cual estamos sujetos. No es como escuchar una canción bachiana expresando con ternura lo que hace del mundo un lugar agradable para vivir. No es eso, ni mucho menos. Es la nada que te come, o se come a todo el mundo menos a ti, que es lo mismo. ¿Qué hacer?¿si acaso puedes huir como lobo para fugarte a ver Persona en solitario en una sala oscura e inmanente, vacía, llena? No. Todo está mal, malísimo, terriblemente equivocado. Ver cine, comer un nikolo bajo la luna... Esperar que se acabe la noche que no es noche sino vida.
A lo lejos todo se confunde, enredándose, complicándose casi sin querer. Y no es que te importe demasiado si es que el universo se convierte en un nudo gordiano... es que es solamente el tuyo. No tienes complicidad con nadie, y eso, es lujoso.

El tiempo avanza, solitario, ensimismado, congelándose para no explicar, desentendiéndose de nosotros y haciéndonos la desconocida. Mirar no es aceptable, no por el hombro, por espiar al sol. ¿Notabas que sin sol todo es negro? Como el agua del mar cuando no está reflejándose por el cielo. ¿Qué hay que hacer para no creer que el agua del mar te está mintiendo, mimetizándose de un azul intenso para crear la ilusión de trascendencia o deleite para los ojos?
El problema de las palabras. La inexpresión arcaica, el rezo a través de la micro, la historia que no avanza y que nunca es de ciencia ficción, como palabra, como la inconsciencia. Como todas las veces que crees en el final y te desentiendes de los principios, o niegas rotundamente los finales pero siempre hablas de un principio; o de monos y estrellas.