Los días no son todos iguales, aún cuando uno crea indisolublemente que eso es así.
Los semilobos son una especie pseudohumana que se dedica al espionaje subersivo de lo que todos llaman el "ataque por reacción empírica". Pese a ello, y gracias a una tremenda capacidad de coordinación, logran realizar lo que de otras formas resulta completamente imposible, y que es, a saber, vivir. De todas formas, y aún cuando logran esta integración, muchas veces sienten que el desmoronamiento, en relación a las murallas protectoras del día y de la noche, no es suficiente para creer que los asteriscos de Rael resulten más explicativos. Como si no.
Avión de papel, existencialismo, paradoja, mar, verde.
Avión de papel, existencialismo, paradoja, mar, verde.
En el futuro te verás caminando por una ciudadela de colores que no sabes. Andarás buscando algo que por defecto nunca encuentras, pero que intentas hallar por razones épicas. Epicríticas. Basuralísticas. Empezoretlosteiando de la mortiuario de la mortir aya hurgado de la erte do de di re qwos fuheuq dieg a r t erruaf wq doiaihef`f w fnuoà rhuogf`sdiwpgjri`wphgirwàjirtpwh.
Los semilobos se levantan tarde, y no saben qué es lo que dicen. No les importa determinar la hora, quieren mirar el horizonte que se pone raro porque es ya de noche. La prueba de que es ya de noche es que la emoción de estar en ese lugar a esa precisa hora de su vida, que antes creía perdida ya sin más remedio; entonces dedicarse a la búsqueda inconstante de cielos.
No deja de ser amable la aventura multicoparecliatisa. Avión de papel, existencialismo, paradoja, mar, verde.
La indagación acerca de la verdad y los asuntos más distorsionados de la vida de los profetas contemporáneos. Como costumbre duídica. No importación de caracteres adquiridos, clara sapiencia de lo que se aparece mágico, entorno de cualquiera.
La ciudad se desviste, ya no asume su responsabilidad fente a los factores de la raza humana. No sabemos entender que nosotros los humanos estamos destinados a observar como se nos van destiñendo las emociones cuando dejamos de pensar en el amor y las cosas que no nos estafan, aportando nada más que lo que vemos desde aquí y para allá y no podemos lograr el punto de unión que todas las personas necesitan encontrar antes de pensar en un lazo de mickey mouse mirando desde las alturas. El universo. El destino. El universo. El destino.
El universo. El destino. El universo. El destino. El universo. El destino. El universo. El universo. El universo. El destino y el universo. El universo. El destino. El destino. El destino. El destino. El universo universo universo unverso unverso unverso universo. El desatino. El universo. El dosverso. El destino. El destino. El desatino, el universo, pluriverso, el marsupial mamífero. El destino. El destino. El universo. El universo. El día del sol los druidas salen a cazar asuntos claros, que no entienden y que asumen de maneras tan distintas que en realidad nadie sabe para quien están trabajando en esos momentos y los impedimentos físicos no son de las reponsabilidad de quienes lo emiten sino de quienes los están pensando en esa misma instancia en algún lugar perdido de la mancha, como se dijo hace algún tiempo de lo que nosotros debíamos ser, nunca claro, o jamás logrando darse cuenta de lo que las demás personas están pensando cuando te están hablando y oyendo decir tantas palabras que te parecen inventadas en ese momento (y de verdad te das cuenta de que no porque estén siendo inventadas en ese momento son menos válidas que las que inventó para relacionarse algún neardenthal del bosque). ¿Cómo voy a poder entenderlo si en realidad no sé ni siquiera cómo es el cartero y de dónde es el destino? No me vengas con esas palabras que yo en realidad siempre estoy con la lluvia de preceptos que te consumen lentamente y no te dejan decir nada acerca de lo que desearias estar gritando a toda costa sin lograr equivocarte ni lograr, entelegía, eso decía la virgen María; de lo que estaba pensando antes de que tú me interrumpieras con tus deseos de tormenta marina. Desatino con la duda. Pero no, no es fácil el hecho de seguir un pensamiento difuminado, menos el tuyo, o el cerro, o la búsqueda de la verdad esencial de la vida, que lograban los druidas iluminándose con linternas a pila luego de estar sentados en medio de la nada o cantando canciones en monumentos de piedra sin mirar lo que estaban realizando, y pensando siempre halagüeno, que lo que miraba y entendía era la representación tácita de una realidad inmanente que radicaba sobre sus mentes y pasiones y sus coloquios de duda venida a menos en un solitario punto del océano.
La salvación encontrándose tardía no se ameritaba. Aquello que la duda traía consigo de forma lacrimosa. El individuo cogía su cartera, rogaba por su vida y exigía que se le concediera por lo menos un lugar dentro de lo que él estaba deseando de hace tantos años. Y una foto, pequeña, le asaltaba el rostro, robándole cosas, centrándolo, y nadie sabe. Como si no fuera posible entender que lo que estaban diciendo en esos momentos era en realidad la única vía accesible del muchacho rostro de dragón. No, no era la única vía posible, le repetían los analistas especializados en ecuaciones matemáticas insufribles. No, no era la única vía aquella, pero sí a la que estaba destinando encontrar cuando las situaciones de las que provenía dependientemente se agotaban ya sin mediar el pensamiento que estaba gestándose antes de ser escrito desde estas líneas hacia la verdad. Que no es verdad sino pensamiento. Que no es pensamiento sino elaboración de algo epicritico, sorteado, cien lucas y el universo. El destino. El universo destinado a ser la -real- única opción posible de estar escribiendo en vez de estar escribiendo en vez de estar escribiendo en vez de estar ayudando a las personas que se caen de los árboles porque no encuentran dentro de ellos la verdad que los sometiera al destino de su universo privado de toda duda que no se halle dentro de la ecuación matemática de un ring de teléfono que suena tan lejano y distante que pareciera que la vida misma se mutara en soledad.
La práctica real de todos estos acontecimientos es obviamente algo vivencial, constante, adquirido sin lugar a dudas en un sitio recíproco que no entiende más verdades que las acuciosas. Como los hombres que se desvisten en la mente propia vistiéndose de colores grises y amarillos, esperando con sus cantinelas de borrachos de bar de algún año pasado que las habitaciones que los cuiden de noche sean por favor un escape como válvula de lo que yo entendí la noche de los perros noctámbulos. ¡Y qué noche! habría de haber habido. Pero no. Porque en realidad, todo lo que estaba pensando esa vez, era que lo que pensaba esa vez se traducía en la inmateria que cubre el universo, y no por ello fueramos a entender que las cabezas de Goliat sean más que lo que nosotros entendemos que es probable saber de que lo que lo que lo que lo que lo que lo que sabemos que lo que sabemos que lo que que que que que que que que que que que que que que qeu qeu qeu qeu qeu qeu qeu qeu qeu qeu qeu qeu wri wri wri wri wri wri wriwr etlr etl etl etl etl etle tl etlet l wrk wrk wrk wrk wrk wrk wrk wrk wrjk qej qej qej qej qej qej qej qej wrk wrk wrk wrk wrk wrk wrk wrk adsm adm adm adm adm adm adm adm wrl wrl wrl wrl wrl wrl wrl wrl wrñ etñ etñ etñ etñ etñ etñ etñ etñ wel wrl wrl wrl wrl wrl wrl wrl dsfgñksf´k wr`g. Y no es que sea majadero con las soluciones a un simple axioma matemático que pertubaría a cualquier foniatra ¡no me digas! Lo que no nos exime del pensamiento abducente de que la vida es más bonita cuando llueve y cuando hay fuego, o cuando hablas y te escuchan, o cuando sabes que te mueres, y te mueres y te vas. Y te ves en la partida, con la cara hecha de barro, y no sabes, nunca sabes, que ese es el principio de la incertidumbre. La confusión de los panfletos que en tu existencia total llamaste amor. |