Gotas de lluvia bañaron mi corazón una vez más.
Mis ojos se opacaron al caer la primera lágrima.
Llamé a tu puerta, esperando que tus brazos calmaran mi llanto, pero no recibí respuesta.
La luna no hizo nada, sólo miró como caía en mi propio vacío.
Sola, en la oscuridad de la noche, en la impersonalidad de una ciudad que no se preocupa por sus muertos, acompañada sólo por la sombra de vidas acabadas, esperé paciente; simplemente supe esperar.
Lo sé, nadie vino.
En otro lado de mi conciencia se maquinaba otro pensamiento. Un corazón de hielo que mataba mis esperanzas. Una vida de la que no sabía nada.
Estoy interesada en ti, mas no veo que tu interés en mi.
Te pido perdón primero yo, sé que quizás me esté no sólo equivocando, sino también pasando de la raya. Es que me siento abandonada a la deriva, estás a mi lado pero no conmigo.
Quisiera poder hacer algo, pero me cierras las puertas con tus palabras. No sé que decirte para que vuelvas a sonreír a mi lado, y cada vez que miras a mis ojos, simplemente están vacíos.
Sólo sé que esto me duele, pero seré paciente, y comprensiva.
Lo más díficil será esperar.
Hoy supe escapar de mi misma sólo por las lágrimas, hubiese querido que estuvieras a mi lado mi ángel.
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