Se movía silencioso entre la neblina nocturna,quitándose con un cuidado extremo las ramas que le acariciaban el rostro.No quería ser oído.De lo contrario, la verdad sobre sus sentimientos serían dados a la luz.
Cruzó el pequeño puente de madera,como tantas madrugadas y se acercó a ella.La casa de granito y ventanas de roble le esperaban,una noche más y quizás la última de todas o a lo mejor era la primera vez que se encontraba delante de ella.Acurrucado en el suelo alzó la vista para ver a través de la ventana...y alí estaba,sublime y radiante como una noche de verano parisino,enraizada en el pecho de su amante,bailando sobre las olas,cantando melodías de sirena encima de él,perdida en un baño de pasión.
Él observaba a los amantes,sollozando,perdiendose en el apocalipsis del amor,con la mirada clavada entre los senos de la muchacha,con la respiración perdida en un espacio antitemporal.
Los observaba una noche más.
Como aquella noche,gris y tenue,bajo las llamas de la chimenea,en un mundo afrodisiaco,donde las revoluciones se sucedían unas tras otras,donde su esposa le mecía entre sus pechos y serenamente se acercaba a sus labios y los besaba,acariciando su lengua con la miel de su boca...enterrándole entre sus muslos.
Ah! como aquella noche.
Como aquella noche, en la que cuando el sueño le venció,ella salió a caminar entre el crepúsculo,acorralada por los sonidos de la oscuridad,perdida,sola.
El alba lo despertó,mirando al lado izquierdo de su cama.Vacío.Salió en búsqueda de su amada y allí la encontró,colgada de una cuerda en un viejo chopo,con los ojos blanquecinos y la lengua color púrpura.
Pero todo eso ya pasó hace tiempo.
Ahora veía a aquella pareja trabajando en el amor,durmiendose entrelazados.Él bajó la mirada y prendió un cigarrillo.Cuando éste se acabó, un silencio tronó en su pecho y la puerta de la casa se abrió con la muchacha detrás de ella.La vió caminar hacía un chopo y colgar de éste una cuerda.Cuando hubo acabado, se colocó la cuerda al cuello mientra se subía a un pequeño tronco de madera. Se desprendió del tronco de una patada y quedó allí colgada.Muerta.
Él se quedó mirando aquella figura pálida, cuando de la casa salió el amante de la muchacha,con los ojos hinchados en sangre.Los dos se miraron fijamente y se abrazaron.
Por fin, su alma y su cuerpo volvieron a unirse.