Venezuela es tan homogeneizante men, que pareciera un pueblo grande en el que hay que pintar todas las casas de un mismo color, con un mismo pensamiento, y si uno se niega men, entonces hay peo: O con la política, o con el poder, o con la policía o con el vecino. "Es que todos los venezolanos X" "Es que todos LOS VENEZOLANOS Y". "Todos" estamos en boca de todos y se observan los rostros para ver quién no está de acuerdo, para ver quién no es Venezolano. "¿Pero tú naciste aquí?" "Sí" "¿Entonces por qué no eres como todos nosotros?" "¿Por qué habré de serlo?" "¿Pero es que te da pena ser Venezolano?" "No, no es que me da pena ser venezolano, es que soy así" "Oigan! Oigan todos!: éste se cree difernte y por encima le da pena ser venezolano". Eso es ser Venezolano: estar todos de acuerdo a favor o en contra de algo. Lo entiendo: es una necesidad de Patria. La necesidad de una tribu reciente (¿Cuántas generaciones de violaciones y robos y engaños fueron 500 años?) de volverse o sentirse Nación. En este impulso de ser Patria es imposible tolerar la existencia del Individuo, del ser individual, constituye un peligro, una amenaza, un desvirtuamiento en la búsqueda de una identidad nacional, una plaga.

En países de ésta índole todo pensamiento individual es considerado como subversivo. No está demás decir que no se le comprende, pero se intuye una falta de sumisión frente a los intereses de la Nación. Lo irónico e interesante del caso es que estos estados de cosas se dan sólamente en los lugares en donde no hay ni patria ni nación.