Tantas veces la había sentido suya que esa vez no pensó que fuera a ser diferente. Él se sentía poderoso porque sabía que ella lo amaba, él la dominaba.

Durante años había sido el eje de su vida, por más que ya no eran novios ni amigos ni... nada que se pueda presentar a la familia, eran sólo amantes circunstanciales, compañeros de noches en el hotel de turno, ella nunca jamás se lo había sacado de la cabeza o del corazón, y él lo sabía...

Cada vez que su novia se iba de viaje la llamaba y sabía que tras un roce en su mejilla ella caería. "Todavía me ama" pensaba con una sonrisa triunfal. Y pensó que eso jamás cambiaría.

Esa noche se encontraron como de costumbre. Ella dejó a su novio, esa persona que soportaba competir con un recuerdo, y corrió a verlo. Llegó puntual, como siempre, él la espiaba desde la esquina, la haría esperar, rogar, suplicar al cielo que él apareciera, y cuando por fin lo hiciera, ella estaría rendida. Pero esta vez fue diferente.

La miró fijo y sus ojos se encontraron con el hielo.
Tocó su mano y sintió su rechazo.
La beso y se encontró labios vacíos, sin más besos para él.
Y no quiso seguir... su ego cayó desde esa nube en que se encontraba. ¿Cómo ella no respondía a sus besos, a sus caricias, a sus abrazos? Si ella lo amaba, si ella lo deseaba...

Bajó la vista y buscó el suelo presurosamente. Algo inusual corría por su mejilla y entendió que en ese instante nunca más la tendría en su vida. Ella le susurró un "Ya no te amo" que le retumbó en el alma.

Y él pensó y gritó y quiso entender: ¿Cómo no me ama, cómo ella YA no me ama, si ella me perseguía y me idolotraba, cómo ella dejó de desear estar conmigo, cómo ella YA no me ama si yo la sigo amando?

Y ella nunca lo supo...