arrebatan vida, esos son los frutos de la muerte. Cuando toman mucha vida de otra persona toman igualmente la energía de las reencarnaciones, cuánto menos creen en ello con más fuerza toman.

No se dan cuenta de que si por ejemplo yo estuve en Egipto el cuerpo en el que estoy en esta vida y el cuerpo de egipto se confunden en un mismo cuerpo porque son la misma persona (ES el mismo "ente"): captan entonces un cuerpo "inmortal", como toman de todas estas imágenes con toda su energía llegan a creer en la inmortalidad en un solo cuerpo.

La única imposibilidad de ese afán de inmortalidad sediento consiste en que el cuerpo de quien toman siempre ha sido él mismo, con recuerdo y, quienes toman, enardecidos olvidan los baches, los largos y profundos baches de la muerte desde los que llama Satán.