Carlos tenía un plan para probar su teoría. Debía grabar a los demás, solo que no debía ver. Existía un problema ¿Y si ellos le leían el pensamiento? ¿Si continuaban actuando, como cuando el los veía? ¿Si sabían todo lo que haría el antes de que el mismo lo hiciera? Sin embargo, valía la pena arriesgarse y ver si su teoría era cierta y desenmascarar a todos.

Corrió al nochero y agarró su cámara de video. Caminó por algunas calles y en un momento determinado, accionó el interruptor y grabó su recorrido de casi media hora. Tuvo en cuenta el detalle de grabar lo que dejaba atrás.

No podía esperar a ver el video; corrió a su casa y observó como las personas actuaban normalmente; eso lo exasperó; lo único que atinó a decir fue -¡Demonios, ya lo sabían!-

La mañana siguiente, ya con un poco más de calma, pensó que el problema del día anterior era generado por la bombillita de la camarita - Eso alertó a todos para frustrar mí intento - Y era cierto, la bombillita iluminaba cuando el grababa. Así que Carlos optó por romper la bombilla.

Esta vez fue a otra calle diferente, más concurrida. - En una calle con tantas personas, es más probable que dejen de actuar y que pueda demostrar lo que me inquieta - Sobra decir, que el resultado fue similar.

Cada vez crecía más en su interior la idea, que podían leerle el pensamiento. -¿Pero, quién?- Nunca lo supo.

Después de tantos inconvenientes sucedió lo que se temía; su corazón ya no aguantaba tanto trajín y además el lunes volverían las clases en el colegio.

Los años pasaron y Carlos llegó a olvidar su pregunta.

Un día la pregunta tuvo respuesta (Todo lo que es abajo es arriba y viceversa*) solo que esta llegó con la muerte – Si, las personas no hacían nada cuando no las veías, todo era una historia montada a tu alrededor. En el momento que les dabas la espalda, se quedaban inmóviles y eran transportados por Dios como si fueran fichas de un ajedrez; solo que hay algo que no consideraste, y es que esa verdad era solo para ti (como todas*).

* Pues si.