Antes de que aparecieran los primeros rayos del sol, se levantó, se despaviló y se arregló deprisa, pasó por la cocina y agarró un mendrugo de pan que estaba sobre la mesa, salió de su casa y emprendió el camino hacia su trabajo, era importante salir temprano puesto que su puesto como encargado del rastro así lo requería, nunca le había molestado ni preocupado empezar sus labores tan temprano aún a sabiendas que su colonia y el largo camino que tomaba fuese peligroso y ese día en especial, las estadísticas de alta criminalidad en su zona le mortificaban aún menos que los demás días, por alguna extraña razón él se sentía sobrecogido por una extraña paz y una tranquilidad absoluta que no lo dejaba pensar en ninguna otra cosa, de tal forma que siguió su andar hasta llegar a su destino de todos los días. Pasaron las horas y el poco o más bien nulo movimiento en el rastro fuera de extrañarle le dió sueño, cuando estaba entrando en un pequeño letargo, una voz que le quitó lo rutinario a su día sonó cerca de él, pensando que era un cliente se levantó más no vio a nadie, con sus sentidos alerta volvió a escuchar la misma voz pero con la misma respuesta para sus ojos, preocupado trató de poner atención a lo que decía la voz, aguzó un poco el oido y escuchó, la voz hacía referencia a un hombre y denotaba preocupación al referirse a él, no sabía nada de medicina pero por lo que alcanzo a oir que decía la voz, al pobre hombre le faltaba poco tiempo de vida, solo Dios y sus deseos de vivir lo salvarían. Preocupado por no entender el por qué escuchaba esa voz trató de pensar en otras cosas para acallar ese sonido que si bien no se acrecentaba tampoco disminuía, intentó e intentó pensar en mil cosas, recuerdos, gustos, aberraciones, más no consiguió enfocarse en nada, como no llegara a pensar en algo aquella voz lo volvería loco, decidió de esa forma pensar en algo más reciente y trato de recordar lo que había hecho el día anterior, eso no sería dificil pues su vida era una rígida rutina, pese a eso no conseguía recordar lo que había sucedido, sus intentos por recordar fueron truncados violentamente por lo que oyó decir a la voz, ésta describía al hombre y daba santo y seña de lo que lo había llevado al hospital en tan penoso estado. Antes de que terminara de hablar la voz, sintió un fuerte dolor en el pecho, como si un rayo le hubiese caido, y de pronto empezo a recordar, como una película a una velocidad extraordinaria comenzaron a desfilar ante sus ojos todos los recuerdos de su vida hasta llegar a ese momento, ahora todo era claro, nunca había llegado a su casa, lo habían ultrajado y vilipendiado unos bandidos drogadictos de su colonia, ahora entendía el porqué la paz y tranquilidad que sentía, era el hecho de estar libre de preocupaciones y tensiones, de estar más cerca a su Dios que a los trajinares diarios de la sociedad que lo rodeaba, de esa forma recordó también lo que había dicho la voz, que solo estaba en Dios y en él el salvarse, tras una meditación lo decidió y entendió todo y se dejó llevar hacia su felicidad.