A Gino le gusta mirar.
Mirar hacia el cielo
y preguntarse el por qué
de todo lo que le rodea.
Si mirar consistiese sólo
en abrir los ojos y observar
sólo lo que estos pueden captar;
el gusto de Gino por mirar
no existiría.

A Enrique le gusta construir.
Construir mediaguas,
construir hogares,
y así mejorar al mundo.
Si construir consistiese sólo
en martillar unos clavos,
colocar puertas o instalar ventanas;
el gusto de Enrique por construir
no existiría.

A Francisco le gusta jugar fútbol.
Correr por el pasto mojado
pateando el balón con sus amigos.
Si jugar a fútbol consistiese sólo
en golpear una pelota en una cancha;
el gusto de Francisco por jugar fútbol
no existiría.

A Gustavo le gusta escribir.
Escribir poemas de romance,
escribir sobre el amor.
Si escribir consistiese
sólo en mover un lápiz
creando palabras en una hoja;
el gusto de Gustavo por escribir
no existiría.

A Ricardo le gusta cantar.
Con su guitarra mostrar
su música a todo el mundo.
Si cantar consistiese
sólo en tocar una cuerda
y con la voz entonar una armonía;
el gusto de Ricardo por cantar
no existiría.

A Jorge le gusta ayudar.
Ayudar a sus compañeros,
apoyar a sus amigos, servir al pobre.
Si ayudar consistiese
sólo en dar dinero en una colecta
para niños pobres que
sólo en la televisión verá;
el gusto de Jorge por ayudar
no existiría.

A mi madre le gusta entregar amor.
Dar cariño a mi padre,
a nosotros sus hijos,
a sus nietas.
Si dar amor consistiese
sólo en levantarse temprano
en la mañana y preparar
el desayuno de su familia;
el gusto de mi madre por entregar amor
no existiría.

A todos ellos les gusta vivir.
Vivir día a día entregando
lo que cada uno puede dar al mundo.
Si vivir consistiese sólo
en abrir los ojos,
en martillar unos clavos,
en golpear una pelota en una cancha,
en mover un lápiz creando palabras en una hoja,
en tocar una cuerda y con la voz entonar una armonía,
en dar dinero en una colecta para niños pobres,
o en levantarse temprano en la mañana;
el gusto de todos ellos por vivir
no existiría.