Tal vez deba separar mi corazón para contar algo sobre mí. Tal vez deba exponer mi conciencia en el momento de ver mis propios ojos. Tal vez deba olvidar mis momentos de cobijos para mirar mucho más que la oscuridad. Tal vez se nublen esos recuerdos en donde la lluvia no proponía melancolía, sino humedad lastímate para mi corazón. En un tal vez sin justificaciones deberé empezar a danzar con mis recuerdos, dando tantas vueltas en algo que no recuerdo. Tratando de recordar preguntas que salgan de la realidad.
Sólo sé que contare la visión de mi sueño llamado momentos. Esos en los que tengo más que un roze bajo su piel, en la cercanía de un sentimiento. Momentos en los que mi caminar marca más que un paso tras la huella de otro. En donde debo odiar mi irresponsabilidad con imaginaciones de infortuna, momentos en los que agradezco mi esfuerzo y sencillez, momentos en los que afronto la idea de enseñanza en la vida de estudiante.
Desearía poder contar, relatar y gritar mis sentimientos al corazón que pienso en la oscuridad. Al corazón que cobijo en mis sueños, al corazón que nace en mis cariños, junto a la suave humedad de sus labios, al corazón que sólo beso y abrazo en momentos de amistad...
Dejaría mi sueño para desahogarme con ella, pero mi insinuado secreto sólo lo puede saber en el lugar en donde la intimidad juegue con nuestros reflejos. Sólo pienso en dejar caer mis sentimientos en forma de tinta formada por mi esperanza.
Pero la amistad conlleva cercanía que se puede tapar con la sombra de un sí. Pues su amistad me deja en la situación de saber que su corazón ya es cobijado por razones que envidian mis ojos. Conlleva mi conocimiento de sus sentimientos, que seguramente me mostrarán un no. Es por eso que no diré su nombre, esperare el momento en que mi corazón grite para despertar y preguntar, ¿Cuándo tendré la oportunidad de tocar tus labios sin temor al mal?
Es ahora que necesito cortar conciencia sobre ella y crear una duda que moleste sobre la mujer amada en mi interior. Esa mujer que me conoce desde mucho antes que yo, pues ella me tomo en su corazón antes que yo recordara. Me abrazo y beso, pronunciando palabras de una mujer agotada, diciendo, “ya no me levantare sólo por tu hermana, ahora por mis dos amores”.
Pienso, ¿por qué me costará decir te quiero a mi mamá?, ¿Por qué es tan difícil tranzar mi mejilla frente a ella?, ¿Por qué puedo llegar a odiar un regaño que merezco?
Recuerdo esos días de infancia, en donde mi casa y mi mundo era el perfecto. Siempre había visto a mi mamá junto a mi papá, aunque nunca entendía su relación. Algo fría que con el tiempo se borraría por el alcohol.
Mi hermana caminaba por algo llamado pubertad, en donde las muñecas se cambiaban por amigas y los juegos por compañeros. Pero yo seguía igual en este mundo soñado. En donde mi madre era mi guía, mi papá era mi héroe y mi hermana era mi ogro. Pero como mi infancia esto cambio. Mi mamá paso de ser mi guía a ser mi pilar, mi papá paso de ser mi héroe a ser mi imaginación y mi hermana siguió como ogro, sólo hasta un tiempo, después ella tomaría el lugar de héroe.
¿Por qué será que con el olvido de las nubes nos volvemos mucho más tolerantes? ¿Por qué será que trate de aceptar a una pareja de mi mamá? Que sólo termino como eso, sólo una pareja para mi mamá.
Me dijeron que era mucho mejor, que olvidaría los momentos en los que mi mamá lloraría por soledad, los cuales nunca vi por mi inocencia. Me recalcaron que olvidara a alguien que nos recordaba sólo en el momento del lloro. Aunque eso trate de hacer al principio. Tratar de aceptar a alguien que sólo regalo para estar con mi mamá. Tiempo paso y casi no reconozco su cara en el silencio de nuestra convivencia.
Siempre escuchaba esas tonteras que decían los mayores, “Nunca es bueno guardarse las cosas, pues estas terminan por explotar”. Eso fue lo que marco mi decisión y deseo de soñar con escribir letras para sentimientos.
En esta nueva casa, con un nuevo mando que tímidamente se volvía más estúpido frente a mí. En donde sólo agache mi cabeza diciéndome ya pasara.
Una vez esto exploto con mi madre en el medio. Fue el momento en que recordaba a mi hermana en sus peluches, pues mis lagrimas me impedían mirar una de sus fotos.
No recuerdo el año pero no fue hace más de cinco años. Mi hermanita con la cual nos peleábamos por un cariño, que siempre resultaba el mismo para los dos, se había ido a cumplir su sueño humanista, partió a donde la educación cambia o deja su pensamiento. 6 meses le duro el sueño de la persona que asiste socialmente a la población, 6 meses en los que soñaba con mi hermana sacando un titulo universitario. Al séptimo mes dejo todo sacrificio atrás para insertarse en el amor y locura, muy lejos de nuestro cariño. Le paso lo que siempre pasa, encontró unos ojos en los cuales vio su amor reflejado y lucho por respirar en estos, dejando todo, incluso a su detestable hermano.
No la vi el día que decidió llevar todas sus cosas, Pero maldije el momento que tuve que emprender al leer la carta celeste que me dejo, carta que aún conservo en mis tesoros. En esa carta deje mi niñez, pues ahora debía ser el hermano mayor que protegiera a mis hermanas más pequeñas. También dejaba mi estúpida imagen de hombre insensible, pues en esta carta dejaba caer mis primeras lagrimas por sentimientos, esas lagrimas que aún rozan mi mejilla. Mi mamá me pidió ver la celeste carta, la cual yo se la negué, porque mi hermana me pedía en la carta no mostrársela a nadie, sería nuestro secreto.
Mi mamá pronuncio unas palabras desde un alma partida por la decepción, “yo no sé si podré perdonar a tu hermana”. Después de eso llore en su regazo contando con dos personas menos, mi papá y ahora mi hermana.
Tuvo que pasar un año para que mi mamá decidiera perdonar a mi hermana, tuvo que pasar un año para que mi hermana comprendiera que roces mal intencionados sólo generan soledad y llanto. Un año para que yo dejara de ser el increíble hermano mayor, el cual nunca quise ser.
Mis sentimientos pueden que conmuevan mis razones para llorar, pero ahora esta mi hermana que puede secar mis lagrimas si estamos juntos en el momento.
Miro atrás y rió nerviosamente.
Aunque la relación con la pareja de mi mamá aún no existe, comprendí que fue muy valiente y hermoso rescatar a mi mamá de las manos de mi padre corrompido por el alcohol, lo cual le agradezco mucho. Aunque me gustaría que le dijera y le demostrara a mi mamá lo mucho que la quiere, pues el corazón de mi vieja lo necesita.
Miro lo que paso con mi hermana y la miro ahora, tan fuerte como su amor hacia lo justo dentro del hogar.
Ahora es cuando verdaderamente miro a mi mamá, ahora comprendo todo el sacrificio que hizo por nosotros.
Desee preguntar a mi mamá ¿por qué había tomado el lugar de mi padre? Desee preguntar a la pareja de mi mamá ¿por qué no mostró más sencillez hacia lo desconocido? Desee preguntar a mi hermana ¿por qué me cedía su lugar?
Desee preguntar y preguntar, pero nunca lo hice, sólo escuche y entendí que todo aquello que no tiene respuesta, lo tiene sólo hasta que lo vives. Lo entiendes en el momento que tus sueños se confunden con pesadillas y la realidad. Sólo ahí tuve mi primera respuesta.