Definitivamente, hay una decisión que con la luz adecuada puede brillar más que coherente. Una persona alcohólica no llega a serlo sino por pleno ejercicio de sus facultades mentales. No creo en la teoría de que los vasos se le fueron yendo -¿o viniendo a?- de las manos y así, sin darse cuenta, un día se encuentra con que ¡puf! ya no puede prescindir de él para aliviar sus horas. Me resulta inaceptable toda esa maquinaria al servicio del recupero de alcohólicos. Como si ya todos no supiéramos que la decisión de abandonarlo también será plenamente conciente y personal. Y siento aún más repulsivos a aquellos seres que ponen cara de después-de-misa para mirar al alcohólico como a una pobre víctima que escurre sus latidos por una cañería maloliente –es conveniente aclarar la imagen con ese último adjetivo porque a veces la publicidad hasta llega a pintarnos ciertas rejillas como el metal sobre el que quisiéramos dormir nuestro último y mejor sueño. Aceptémoslo de una vez: En estos tiempos modernos todos acabamos siendo víctimas –no me interesa hablarles a los poquísimos victimarios, así que vale la generalización absoluta. Todos somos víctimas cuando se plantea el boicot constante de todo dejo de humanidad, cuando se obliga a un tipo a preocuparse en su tiempo libre por conseguir un trabajo de 12 horas al día para poder generar los ingresos suficientes para disfrutar de un poco de tiempo libre para que en su esparcimiento nuevamente anhele el regreso a la oficina. Y entonces, el alcohólico en potencia –porque aún no lo es- no es más que un tipo que decide automarginarse de ese orden de sentidos y comenzar a beber una copa más por noche, y a llegar una hora más tarde por día a la fábrica hasta que acaban echándolo de ella y en el bar de la esquina ya no le fían, pero siempre hay suficientes bares o almas caritativas que arrojen unas monedas en las manos indecorosamente temblorosas del ebrio, aunque se les retuerza la envidia de sólo pensar que no comprará alimento con ellas sino otra dosis más del elixir mortal. ¿O será más adecuado decir vital? Porque, ¿qué es la morfina que le aplican a los enfermos terminales para que apacigüen su dolor? Al carajo con tanta explicación seudo dialéctica. El alcohólico lo es porque ha tomado la firme decisión de serlo y ha puesto todo su empeño en ello. Así que por favor hágase a un lado y déjeme comprar mi primer cerveza del día.