Una jauría de niños
puebla el pavimento mojado
de las tres de la mañana de la estación de servicio.
Las luces roja-amarilla-verde
de las cuatro esquinas desiertas
siguen jugando a las escondidas aunque nadie las advierta.
Han decidido que no más cerveza
pero el fantasma cansado
de una viuda de 13 años les engulle con suficiencia el pecho.
El payaso de ojos chapitas
no sonríe desde sus círculos de sicodelia
y tampoco permite el trazo del rostro de ella por el papel.
Las migas fueron arrasadas
y el trapo húmedo invitó la retirada
de los camaradas que se entrelazaban con palabras.
La noche acaba de morir
cuando ellos dejan guiar sus pasos
hasta ese último beso que los separe nuevamente en la ciudad.
Texto agregado el 27-07-2005, y leído por 129
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
11-08-2005
Las luces roja-amarilla-verde
de las cuatro esquinas desiertas
siguen jugando a las escondidas aunque nadie las advierta....
Me imagino la madrugada... un cafe o algo asi, y una pareja de amantes que se separan al amanecer en la ciudad... hermoso... mis ***** blanconevado
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