Estoy sola y pensativa sentada en un bar cualquiera,
no me preguntes cuál es, ignoro si tiene nombre.
Es una noche grisácea, melancólica, casi triste,
una noche como tantas, y sin embargo distinta.
En ella yo he encontrado esa verdad que buscaba,
he hallado hasta mi nombre, mi destino, mi cara.
Me di cuenta al hallarme, hasta qué punto soñaba,
y al despertar he encontrado... que nunca he tenido nada.
Pero ahora es muy distinto, pues sé que no tengo nada,
y ese saber me decide a reemprender mi camino,
antes vivía flotando en nebulosas de sueños
y hoy en tierra, sin sueños, he trazado mi destino.
Ya sé que no tengo nada, pero he comenzado a ser,
y eso me ha hecho ver, que es mucho el no tener nada...
pues me quedan mis anhelos, esperanzas, aspiraciones,
me queda el yo, que hasta hoy, supuse que no existía.
Por eso, al saber que es mía mi realidad, mi certeza,
me regocijo en la idea de sentirme liberada.
En esta noche comienza mi verdadero sentir,
ya no tendré que pedir, pues ya ves, no quiero nada.
Fumaré este cigarrillo y empezaré a caminar,
no creas que me has perdido, me has comenzado a encontrar.
¿Ha bastado este sollozo, esta llovizna, esta noche?,
¿ha bastado este desprecio, un deambular silencioso?...
no lo se, más se quien soy y eso me hace feliz.
Ha concluído en esta noche ese vagar sin destino durante años y años,
sufriendo por un engaño, creyendo siempre morir.
Por eso, si en esta noche me encuentras desconocida...
no creas que ya no existo, he comenzado a vivir!.
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